Dos semanas antes del inicio de la campaña presidencial, decenas de miles de opositores se manifestaron este domingo por un “voto libre”, al tiempo que la dirigente oficialista Claudia Sheinbaum, favorita en los sondeos, formalizó su candidatura.
Vestidos de blanco y rosa, los opositores al presidente de izquierda Andrés Manuel López Obrador colmaron el Zócalo, la icónica plaza de Ciudad de México, en uno de cuyos laterales se ubica el Palacio Nacional, la sede del Poder Ejecutivo.
“Nuestra democracia no se toca”, se podía leer en una de las pancartas desplegadas en la tarima donde varios dirigentes pronunciaron discursos a menos de tres meses de los comicios del 2 de junio y en los que Sheinbaum, exalcaldesa de la capital, se perfila con grandes posibilidades.
“No hay una sola encuesta que no nos dé una ventaja de dos a uno, vamos a defender esta ventaja, pero no estamos confiados, queremos un triunfo contundente”, declaró Mario Delgado, presidente de Morena, el partido de Sheinbaum y López Obrador.
La dirigente tiene el 64% de las preferencias, según un consolidado de encuestas realizado por la firma Oraculus, lo que afianza la posibilidad de que una mujer gobierne por primera vez México, la segunda economía latinoamericana y país con una cultura tradicionalmente machista.
En un lejano segundo lugar, con el 31% de apoyo, se ubica la senadora de origen indígena Xóchitl Gálvez, candidata de una coalición de los tradicionales Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN) y Partido de la Revolución Democrática (PRD), alianza que se presenta con una agenda de centroderecha.
Aunque las leyes mexicanas prohíben manifestaciones a favor de los candidatos antes de la campaña, que comenzará formalmente el 1 de marzo, la protesta opositora reunió a los potenciales votantes de Gálvez, de 60 años.
La convocatoria fue promovida por media docena de organizaciones civiles que aseguran haber congregado ciudadanos en un centenar de localidades del país y algunas del extranjero para denunciar la supuesta intervención ilegal de López Obrador en la campaña.
“Lo que queremos es que el gobierno no interfiera, que el crimen organizado no interfiera, que la sociedad pueda decidir libremente y que el árbitro electoral garantice una cancha pareja”, dijo a los periodistas Marko Cortés, dirigente del PAN.
La oposición viene criticando al gobierno por un paquete de enmiendas que López Obrador envió con Congreso, iniciativa que incluye desde un aumento en las pensiones hasta la eliminación de organismos descentralizados.
López Obrador, cuya popularidad supera el 60%, consideró la convocatoria como una “manifestación para defender la corrupción” y puso en duda que a sus organizadores les importe la democracia. La oposición, en tanto, alega que el gobierno hace propaganda, desvía recursos y utiliza a los beneficiarios de sus vastos programas sociales para favorecer a Sheinbaum.
Para el analista político Fernando Dworak, la movilización opositora es limitada porque su única causa concreta es el “antiobradorismo” y no ofrece una propuesta clara o atractiva. “Todo termina siendo reactivo y defensivo, abonan a la retórica del presidente, que dice que son la oposición moralmente derrotada”, añadió el analista.
Según los observadores locales, Gálvez necesitaría más que un “antiobradorismo” para ganar a los votantes que rechazan la continuidad que representa Sheinbaum, pero que tampoco quieren el regreso de los partidos tradicionales, escenario en el que un tercer candidato, Jorge Álvarez Máynez del partido de centroizquierda Movimiento Ciudadano apenas reúne el 5% de las preferencias, según Oraculus.
(Con información de AFP)