El número de nacimientos en Japón cayó por octavo año consecutivo a un nuevo mínimo histórico en 2023, según los datos preliminares presentado por la oficina nacional de estadística, lo que subraya la enorme tarea que enfrenta el país para revertir una tendencia que pone cada vez mayor presión sobre el sistema previsional del país.
Los datos presentados señalan que durante el año pasado se produjeron 758.631 nacimientos, lo que representa una disminución del 5,1% con relación a 2022; mientras que en el mismo período, la cantidad de matrimonios cayó un 5,9% a 489.281, la primera vez en 90 años que el número se ubicó por debajo de los 500.000.
Según los demógrafos, la dinámica presagia una nueva disminución de la población debido a que en Japón son muy pocos los nacimientos por fuera del matrimonio.
“La disminución de la tasa de natalidad nos pone ante una situación crítica”, dijo a los periodistas el secretario jefe del Gabinete, Yoshimasa Hayashi. “Los próximos seis años, aproximadamente hasta 2030, cuando el número de jóvenes disminuirá rápidamente, serán la última oportunidad para revertir la tendencia”, agregó el funcionario.
Hayashi aseguró que el gobierno del primer ministro Fumio Kishida adoptará “medidas sin precedentes” para hacer frente a la caída de la tasa de natalidad, entre ellas ampliar el cuidado infantil y promover aumentos salariales para los trabajadores más jóvenes, además de posible exenciones impositivas para las familias con hijos.
La población de Japón probablemente disminuirá alrededor de un 30% hasta los 87 millones habitantes para 2070, trayectoria que implica un severo envejecimiento poblacional, proyección que implica que hacia ese año cuatro de cada 10 japoneses tendrán 65 años o más, según estimaciones del Instituto Nacional de Investigación de Población y Seguridad Social.
Los datos reflejan el creciente reto demográfico al que se enfrenta el país, que no sólo tiene una de las tasas de natalidad más bajas del mundo, sino también una de las esperanzas de vida más altas, tendencia que ha provocado una reducción de la población económicamente activa.
Los expertos señalan varios factores para explicar la baja tasa de natalidad, como el elevado costo de la vida, el espacio limitado, la falta de ayudas para el cuidado de los niños en las ciudades y el cambio de actitud hacia el matrimonio y la familia.
Ya durante el pasado verano boreal, Kishida lanzó una terrible advertencia sobre la crisis demográfica que atraviesa Japón, ocasión en la que afirmó que el país estaba “al borde de no poder mantener los servicios sociales debido al descenso de la natalidad”.
(Con información de agencias)