Después de un terremoto en la región, las autoridades de Taiwán, Japón y Filipinas advirtieron en la noche del martes –mañana del miércoles allí– a sus poblaciones de la amenaza de un tsunami, que sin embargo nunca formó olas muy altas.
Dos horas y media después del sismo en Taiwán, el Centro de Alertas de Tsunamis del Pacífico avisó que “la amenaza del tsunami ya ha pasado en gran medida”.
Y la Agencia Meteorológica de Japón (JMA), que había emitido poco después del terremoto una alerta de tsunami de hasta tres metros para el archipiélago de Okinawa, cercano a Taiwán, levantó todos sus avisos unas tres horas después.
Por su parte, el Instituto filipino de Vulcanología y Sismología canceló la alerta y precisó que “no se han registrado alteraciones significativas del nivel del mar” tras el sismo.
La Agencia Meteorológica Central (AMC) de Taiwán situó en 7,2 la magnitud del terremoto, mientras que el Servicio Geológico de Estados Unidos lo ha cifrado en magnitud 7,4.
Se trata del movimiento telúrico más fuerte ocurrido en Taiwán en los últimos 25 años, desde el seísmo de 7,6 grados que el 21 de septiembre de 1999 causó la muerte de 2.416 personas.
Las autoridades taiwanesas informaron de que el terremoto provocó que 308.242 hogares quedasen sin electricidad, si bien el suministro ya se ha restablecido en el 70 % de ellos, y daños en algunos edificios, mientras que de momento no se ha informado de víctimas.
A raíz del sismo se registraron olas de entre un metro de altura por encima de lo usual en la ciudad taiwanesa de Hualien.
A pesar de señalar que la alerta de tsunami ya había pasado, el Centro de Alertas de Tsunamis del Pacífico, un ente de Estados Unidos, recomendó a las autoridades locales “controlar las condiciones en la costa” para determinar la seguridad de retomar las actividades y pidió a la población costera “precaución” y “mantenerse alerta”.
El epicentro del sismo, ocurrido a las 7.58 del miércoles (23.58 GMT del martes), se situó en el mar, a 25 kilómetros al sureste de Hualien, con una profundidad de 15,5 kilómetros.
Las advertencias en Japón
En la isla de Yonaguni, en Okinwa, el terremoto alcanzó el grado 4 de 7 en la escala japonesa, que se centra en medir la agitación en la superficie y el potencial destructivo del temblor, mientras que en Ishigaki y Taketomi fue de 3 y en Miyako y Tarama de 2.
La alerta de tsunami fue emitida en un principio para las costas de Miyakojima y Yaeyama, además de la región de la isla principal de Okinawa, con una estimación de que las olas podrían llegar a los tres metros de altura.
Transcurridas unas dos horas del terremoto, al que siguieron otros temblores de magnitud considerable, la alerta se rebajó a un aviso de tsunami, de tres a un metro.
Esta ha supuesto la primera alerta de tsunami para el archipiélago de Okinawa desde el terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011, que desencadenó el desastre nuclear de Fukushima y dejó varios millares de víctimas en el noreste del país.
Tras el seísmo y la alerta, los vuelos fueron suspendidos desde y hasta el aeropuerto de Naha, en la isla principal de Okinawa, y redireccionados en su mayoría hacia la cercana isla de Kyushu, mientras que los pasajeros que estaban en el aeropuerto fueron evacuados a las plantas superiores por su cercanía a la costa.
De todas formas, unas tres horas después del terremoto, la JMA levantó todos sus avisos, sin que se registraran incidentes por las variaciones del nivel del mar, que alcanzaron los 30 centímetros.
Un primer tsunami de 30 cm llegó a las 9.18 (00.18 GMT) a la isla japonesa de Yonaguni, con una población de 1.719 habitantes, según detalló NHK. Otro tsunami de 20 cm alcanzó la isla de Ishigaki a las 9.32 (00.32 GMT) y de igual altura a Miyako a las 10.03 (1.03 GMT).
Con información de EFE