¿Cómo fue su infancia?
Criado en Londres, una de las ciudades más multiculturales y multilingües del mundo, Rawlings creció inmerso en un entorno donde se escuchaban aproximadamente cincuenta idiomas diferentes cada vez que salía de casa.
En su escuela, la mayoría de sus compañeros tenían al menos un progenitor de origen extranjero. A pesar de esto, Rawlings tenía dificultades para aprender nuevos idiomas.
Su madre, de ascendencia griega, intentó enseñarle el griego que había aprendido de su abuela, pero él siempre respondía en inglés. Hasta los ocho años, apenas había pronunciado una palabra en griego, lo que preocupaba a su madre.
Descubriendo el amor por los idiomas
La vida de Alex dio un giro cuando su madre ideó un plan para sumergirlo en la cultura griega. Juntos viajaron al pueblo de Grecia donde había crecido su familia, y por primera vez, Alex se encontró rodeado de personas que no entendían el inglés.
Esto lo obligó a esforzarse para comunicarse en griego, un idioma que había estado absorbiendo durante ocho años, aunque evitaba hablar.
Durante ese verano, comenzó a sumergirse en el idioma. Cuando regresó a Inglaterra para el nuevo año escolar, su madre se sorprendió al notar que hablaba griego constantemente.
Este viaje no solo le enseñó griego, sino que también le permitió tener contacto con otros idiomas, como alemán, italiano, francés, y holandés.
El Compromiso de Alex con los Idiomas
En ese momento, Alex se dio cuenta de que los idiomas eran más que un simple juego que su madre le proponía. Eran una forma de conectar con personas de todo el mundo y superar las barreras impuestas por su idioma nativo y su lugar de nacimiento.
Alex decidió emprender un ambicioso objetivo: aprender todos los idiomas del mundo para derribar fronteras y encontrar personas con las que compartir intereses, pasiones y amistades, independientemente del idioma que hablasen.
Actualmente Alex habla con fluidez 16 idiomas, que incluyen el inglés (su lengua materna), griego, alemán, ruso, español, catalán, holandés, francés, afrikáans, portugués, italiano, serbio, húngaro, hebreo, yiddish y zulú.
El impacto de los idiomas en la perspectiva
Rawlings señala que aprender diversos idiomas no solo se ha vuelto más fácil con el tiempo, sino que el proceso le permitió descubrir patrones lingüísticos y elementos comunes, reales o imaginarios, que le ayudan a retener información.
Además, aprender idiomas de diferentes culturas le ha brindado una perspectiva única. El joven nota que el inglés es más rígido en términos de sintaxis y gramática, mientras que idiomas como el español le permiten mayor libertad en la estructura de las oraciones. Esto, en su opinión, amplía sus posibilidades expresivas.
El método 15/30/15 de Rawlings
Rawlings enfatiza que hay tres factores clave para tener éxito en el aprendizaje de idiomas. En primer lugar, la motivación, que debe estar respaldada por una razón sólida para aprender un idioma. En segundo lugar, los recursos disponibles, que pueden variar ampliamente según la lengua que se desea aprender. Finalmente, el tiempo es esencial.
Alex Rawlings desarrollo un método de aprendizaje efectivo, que ha compartido en su libro How To Speak Any Language Fluently. Su enfoque se basa en dedicar una hora al día, siete días a la semana, durante el primer trimestre de aprendizaje.
Esta hora se divide en tres bloques: 15 minutos por la mañana para repasar lo aprendido el día anterior, 30 minutos después del almuerzo para adquirir nuevas palabras y estructuras gramaticales, y otros 15 minutos por la noche para repasar lo aprendido al mediodía. Este enfoque promueve la repetición y la consistencia, lo que, según Rawlings, es la clave de su éxito.
Aunque Rawlings recomienda seguir su método durante al menos tres meses, destaca que no hay una respuesta única sobre cuánto tiempo lleva hablar un idioma con fluidez. El tiempo varía según la persona y su enfoque. La edad, la motivación, la práctica y la frecuencia de estudio son factores determinantes.
El Aprendizaje perpetuo
Según Rawlings comenta que “el proceso de aprendizaje de un idioma nunca termina por completo. Siempre hay más por descubrir y mejorar, y los errores son parte del proceso.
Lo importante “es disfrutar del viaje y aprovechar cada oportunidad para trascender las barreras culturales y lingüísticas” finaliza.