Acorralado por la presión de los productores, el gobierno del presidente Emmanuel Macron anunció medidas para tratar de calmar la protesta del sector agropecuario que desde hace ocho días mantiene bloqueada carreteras en todo el país, anuncios que el principal gremio del sector consideró insuficientes, oportunidad en la que llamó a mantener el movimiento.
El flamante primer ministro, Gabriel Attal, prometió, entre otras cosas, la supresión del encarecimiento del diésel de uso agrícola y reiteró su oposición a la firma del tratado de libre comercio que se discute desde hace dos décadas entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, bloque que integran Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay, y que ratificó su predisposición de alcanzar un “rápido acuerdo”.
“Ustedes han querido enviar un mensaje. El mensaje ha sido recibido alto y claro”, dijo Attal durante una visita a los ganaderos de Montastruc-de-Salies, en el sur de Francia.
Attal, nombrado este mes como jefe de gobierno por el presidente Macron, anunció igualmente un mayor control de las negociaciones entre los productores y los distribuidores, ayudas a sectores específicos, como la agricultura orgánica, y una simplificación de los trámites administrativos.
En el plano internacional, reiteró la oposición de Francia a “la firma” del tratado negociado entre la UE y el Mercosur. “El presidente Macron siempre se ha opuesto y seguimos y seguiremos oponiéndonos”, aseguró.
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, reconoció en la víspera que la “actual crisis de la agricultura europea” podía representar un “obstáculo” para la firma del tratado, que necesita para poder ser avalado por la Comisión Europea el visto bueno de los 27 países de la UE.
“Hemos decidido poner la agricultura por encima de todo. Hoy es un día para pasar a la acción”, insistió el primer ministro, de pie detrás de varios fardos de paja, asegurando que este viernes empezaba “un nuevo capítulo para la agricultura francesa”.
El mensaje sin embargo no convenció al principal sindicato del sector, que llamó a proseguir la movilización. “Lo que se dijo esta noche no calma nuestra cólera. Tenemos que ir más lejos”, declaró el presidente del sindicato, Arnaud Rousseau, considerando que las medidas anunciadas eran “demasiado limitadas” y no respondían a todos los reclamos de los productores.
Sin embargo, algunos agricultores realizaron una evaluación menos negativa. El criador Jerôme Bayle, que encabezó el primer bloqueo de la ola de protestas en el sudoeste del país se manifestó satisfecho por varias medidas, como la simplificación burocrática, y anunció, bajo el aplauso de sus colegas, el levantamiento de los cortes en la estratégica autopista A64.
El sector agropecuario es culturalmente importante en la séptima economía mundial, pese a que su peso en el Producto Interno Bruto retrocedió fuertemente desde el 18,1% en 1949, en el período de reconstrucción posterior a la Segunda Guerra Mundial, al 2,1% de 2022, según datos oficiales.
La ira de los agricultores se tradujo en los últimos días en un abanico de acciones, como el bloqueo de carreteras, el vaciado de camiones con importaciones españolas y marroquíes, el vertido de estiércol ante las prefecturas y el ataque con un fardo de paja a un restaurante McDonald’s, entre otros desbordes.
En las últimas horas, las protestas obligaron a cerrar la autopista clave que conecta París con el norte de Europa y casi 400 kilómetros de carreteras en el sur de Francia, entre Lyon y España, algo “nunca visto”, según la concesionaria vial Vinci Autoroutes.
Además, y poco antes de la declaraciones de Attal, los productores incendiaron un edificio de la seguridad social de los agricultores MSA en Narbona, en el sur del país, y bloquearon el puerto de Bayona, en el suroeste, además de un depósito de petróleo en la ciudad portuaria de Lorient, el oeste.
Además del acuerdo con el Mercosur, la UE también está en el punto de mira del sector por su estrategia para luchar contra el cambio climático, que incluye medidas como un menor uso de pesticidas.
“Salir de Europa es privarles de 9.000 millones de euros anuales de ayudas”, advirtió Attal a los agricultores, al tiempo que anunció que Macron, no obstante, pedirá la revisión de algunas de las condiciones para recibir estas subvenciones, como la obligación de poner en barbecho un 4% de las tierras arables.
Las protestas agrícolas, que también se registran en Polonia, Alemania y Rumanía, se producen a sólo cuatro meses de las elecciones al Parlamento Europeo, institución clave para fijar las normas medioambientales del bloque, y en momentos que la extrema derecha lidera los sondeos en Francia, pero también en varios estados del este de Alemania, además de haber logrados importantes avances en otros países de la UE.
(Con información de AFP)