Este año los judíos conmemoran Pésaj entre el lunes 22 y el martes 30 de abril. En la diáspora durante la primera y la segunda noche se realiza el “seder” (orden), una cena pautada por varios pasos previos a que las familias comiencen, efectivamente, a cenar.
“¿Por qué esta noche es diferente a las demás noches?”, es la pregunta que se repite en estas fechas en las familias judías. La respuesta a esa interrogante sería que la noche es diferente porque hace unos 3300 años el pueblo judío pudo liberarse de más de dos siglos de esclavitud en Egipto. Pero para la comunidad judía, la historia hace tan solo a una parte de esa pregunta. Pésaj, la pascua judía, es la celebración de la libertad y reúne a las familias alrededor de una mesa a conmemorarla y revalorizarla a través de símbolos que representan tanto el sentirse libre como el haber sido esclavo.
De la esclavitud física a la mental
El rabino Michael Rubinstein, de la comunidad Yavne, explicó en 2018 a El Observador que en ese orden se recorren “desde la época de la esclavitud física a la mental” y se recuerda “que la fe” pudo llevar al pueblo judío hacia la libertad. Rubinstein quiso poner como ejemplo algo muy personal: en su familia hay sobrevivientes del holocausto que solían recordar el significado de Pésaj para intentar resistir.
Nada de lo que se pondrá sobre la mesa este viernes estará ahí por casualidad y las preguntas cobrarán más importancia que en otras noches.
Tradicionalmente, los encargados de preguntar son los niños y quienes responden son los adultos. “Todo lo simbólico está dado para que nos demos cuenta cuánto vale la libertad a partir de la narración de lo que ocurrió, pero también a partir de las preguntas que es una de las señales más fuertes. Es un espacio de preguntas y un encuentro intergeneracional. Los niños preguntan pero los adultos tienen que construir las respuestas, su lugar es enseñar y transmitir. El niño pregunta porque ve que hacemos algo diferente y el adulto lo nutre del valor de la libertad. Vamos creando seres que creen y viven en la libertad”, dijo a El Observador el rabino de la Nueva Congregación Israelita (NCI) de Montevideo, Daniel Dolinsky.
Dolinsky destacó que Pésaj es una festividad que “se replica en muchos hogares y es muy difundida y vivida en Uruguay”.
Pésaj: ¿Cuáles los símbolos de la celebración de la libertad?
En el “séder” de Pesaj se lee un libro llamado Hagadá que relata la salida de Egipto y consta de varios pasos, entre rezos y otras costumbres, que se siguen hasta llegar a la cena. Es un texto único que solamente se lee una vez al año y tiene preguntas, respuestas y los símbolos que integran la mesa. Dolinsky destacó que el primer símbolo fundamental es el de la familia, por eso “es importante lo que se pone arriba de la mesa pero también lo que va alrededor, es decir las personas”.
“Todo lo simbólico está dado para que nos demos cuenta cuánto vale la libertad a partir de la narración de lo que ocurrió, pero también a partir de las preguntas que es una de las señales más fuertes”.
Una vez que las familias están reunidas alrededor de la mesa verán un plato redondo llamado Keará con seis alimentos diferentes y cada uno con un significado particular de lo que significa ser libres y haber sido esclavos.
Entre esos símbolos está, por ejemplo, el maror, que son raíces amargas que simbolizan el sufrimiento que se padeció durante 210 años en Egipto. O el jarozet, una mezcla de manzana rallada, nueces, miel y vino que simboliza la felicidad de ser libres pero por su color recuerda a los ladrillos que se hacían en plena esclavitud.
En la mesa también se coloca la Matzá, un pan ácimo (hecho con harina sin leudar) que fue lo que prepararon durante el éxodo de Egipto porque no había tiempo para esperar a que leudara. De hecho, durante los días de Pésaj los judíos no comen harina leudada.
A lo largo de la noche se servirán cuatro copas de vino y no faltarán las velas que iluminarán toda la celebración.
Los símbolos son los disparadores de las inquietudes de los niños, que preguntarán a lo largo de esa noche. Y, por eso, son el punto de partida durante el “séder” de Pésaj para hablar sobre qué significa ser libre.
Para el pueblo judío Pésaj tiene el valor de un mito fundacional: la formación de una nación a través de un líder (Moisés) que los dirigió a través del desierto hacia “la tierra prometida”.