Las inundaciones de mediados de marzo provocaron que 52 manzanas, casi un cuarto de la ciudad de Santa Lucía, quedara bajo agua obligando a miles de personas a desplazarse de sus hogares ante la crecida de un río que no les ha dado tregua en los últimos diez años.
En 2016 y 2019, la ciudad ya había registrado inundaciones similares, aunque la intensidad de estas últimas superó los pronósticos e hizo que el Ejército debiera elaborar una muralla de contención con arena en Aguas Corrientes –un pueblo vecino– para evitar que la planta que abastece a más de la mitad del país quede fuera de funcionamiento.
Superada la emergencia, mientras el gobierno analiza los apoyos económicos que dará a los vecinos, dirigentes del Frente Amplio y del Partido Nacional reflotaron la propuesta de dragar el río para aumentar su cauce y evitar que desborde con mayor frecuencia.
El primero en plantearlo fue el diputado herrerista de Canelones, Sebastián Andújar, quien señaló que era una “solución viable” que reducía el “riesgo de inundaciones”, argumento similar al que manejó el nuevo intendente canario, Marcelo Metediera, en una reunión con el presidente Luis Lacalle Pou en la Torre Ejecutiva.
Pero el impulso político no recibió buenas señales desde la academia, donde diversos especialistas señalaron a El Observador que la medida no permitirá detener las inundaciones.
“No hay dragado que pueda resolver la circulación de las cantidades de agua que se producen en esos eventos en el Santa Lucía. Las cifras son monstruosamente elevadas”, expresó el doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Departamento de Ecología y Gestión Ambiental del Centro Universitario Regional del Este (CURE) Guillermo Goyenola.
“El dragado requiere un estudio serio porque acelera las corrientes y puede tener consecuencias diferentes a las que se está buscando”, agregó el abogado especializado en asuntos marítimos Edison González Lapeyre.
El punto fue reafirmado por otros dos técnicos (de OSE y del Ministerio de Ambiente) consultados por El Observador. “Los volúmenes de agua que se mueven cuando pasan estos eventos son de tal magnitud que superan la capacidad del curso de agua por más que se profundice su lecho”, dijo uno de ellos.
Desborde a lo ancho
Las precauciones de científicos y técnicos respecto a las consecuencias indeseadas de un drogado se observan en los primeros reportes post evento.
Un equipo de monitoreo automático instalado en la ciudad de Santa Lucía captó que el río superó los 12,5 metros de altura en la mañana del sábado 23 cuando habitualmente está apenas 1 metro por encima.
De hecho, la estación –instalada por la intendencia y el CURE en 2022– no llegó a captar exactamente la altura a la que llegó el río dado que quedó sumergida por el agua.
Leonardo Carreño
Archivo
A su vez, los datos informados por la Dirección Nacional de Aguas (Dinagua) muestran que el caudal diario del Santa Lucía –a la altura de la ciudad– alcanzó a multiplicarse por 489 ese día. “En altura, el río desborda a lo ancho así que transporta centenas de veces más agua que la que tiene en el caudal de base”, explicó Goyenola.
La Intendencia de Canelones organizará esta semana una actividad con referentes de la Universidad de la República para considerar “alternativas de manejo” ante eventos de desborde del Santa Lucía, dijo el director de Gestión Ambiental, Leonardo Herou.
Si bien consideró “necesaria” la discusión del dragado, el subsecretario de Ambiente, Gerardo Amarilla, señaló a El Observador que la tarea es similar a la que realizaban las areneras, las cuales fueron cuestionadas el año pasado por el exintendente Yamandú Orsi por desviar el cauce del río extrayendo materiales sin autorización.
OSE en alerta
Aunque afectaron principalmente a Santa Lucía, las inundaciones también provocaron el desplazamiento de otras familias del departamento como Aguas Corrientes y generaron una alerta máxima en OSE debido a que la crecida amenazó con dejar sin funcionamiento la planta que potabiliza el agua de un 60% de toda la población.
La empresa pública debió pedir asistencia al Ejército, que colocó una muralla de contención con bolsas de arena para evitar que el agua inundara la planta.
Si bien aún no tienen un informe consolidado, los datos primarios señalan que el embalse de Paso Severino alcanzó un máximo histórico, llegando a la cota 42.95 m, desbordando sobre el vertedero de seguridad mientras que en la usina de Aguas Corrientes el río alcanzó la cota 10,75 metros el viernes 22 de marzo y “en caso de alcanzar la cota de 12 metros se habría tenido que detener el funcionamiento de la planta por completo”.
Ejército
Archivo
La crecida fue tal que la planta de tratamiento de sedimentos inaugurada en 2014 se inundó debido a que tiene la cota a 10,50 metros.
Tras esto, y teniendo en cuenta que también hubo inundaciones en las plantas de Florida, San José y Colonia, OSE resolvió tras un pedido del director por el FA, Diego Pastorín, realizar un “llamado a expresiones de interés” para recibir propuestas para que indiquen “soluciones para reducir o eliminar los riesgos en las distintas plantas potabilizadoras que son vulnerables frente a las crecidas e inundaciones, situación que se presenta periódicamente”.