El Producto Interno Bruto (PIB) de Rusia se expandió un 3,6% en 2023, según una primera estimación publicada por la agencia de estadísticas Rosstat, confirmando así el repunte de la economía previsto por los analistas debido a los pedidos militares.
La buena cifra de 2023 muestra que la economía rusa ha podido absorber los efectos iniciales de las sanciones occidentales en represalia por la operación militar en Ucrania, que en parte Moscú logró eludir, y que se reflejaron en 2022 en una contracción del 1,2% del PIB.
Según los datos oficiales, durante el año pasado, la actividad se vio impulsada por los precios favorables de la energía, condiciones de crédito flexibles y, sobre todo, por la demanda interna, estimulada por el sector prioritario de la defensa; pero también por un aumento de los salarios reales para atraer trabajadores en sectores afectados por la escasez de mano de obra.
Más de medio millón de rusos ya se han incorporado a la industria de defensa desde 2022, según el presidente Vladimir Putin, cifra que ilustra la importancia del esfuerzo bélico para apoyar la operación en Ucrania, a pesar de su importante costo humano y económico.
Pese al aumento del gasto federal, el déficit público se mantuvo en el 1,9% del PIB, según el Ministerio de Hacienda, dato que confirma que el país también ha podido reducir su dependencia de la venta de sus hidrocarburos, según los economistas.
Si los ingresos por petróleo y gas representaban aproximadamente la mitad de los ingresos federales antes de la ofensiva en Ucrania, en 2023 fueron alrededor de un tercio del presupuesto estatal, según el gobierno.
En 2023, sin embargo, el aumento de la demanda interna se debió en gran medida a la explosión de pedidos militares y no a un contexto más favorable para los principales sectores de la economía.
Los analistas señalan que como probable que esta dependencia de las inversiones relacionadas con las fuerzas armadas aumente aún más en 2024, dado que el gobierno ha anunciado un aumento del gasto de defensa de casi el 70%, lo que representará alrededor del 30% del gasto federal y el 6% del PIB.
Los países occidentales siguen buscando maneras para que las sanciones perjudiquen más a la economía rusa y obstaculicen la fabricación de municiones y armas, aunque hay disensiones internas sobre cómo hacerlo, tanto en Estados Unidos como dentro de la Unión Europea.
(Con información de AFP)