La causa de los incendios forestales que están ahogando a Bogotá bajo gigantescas columnas de humo durante la última semana provienen de las inflamables hojas secas, ramas y madera muerta de especies vegetales foráneas que invaden la capital colombiana.
El Grupo de Investigación y Docencia en Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas (Ecolmod) de la estatal Universidad Nacional de Colombia llegó a la conclusión de que eucaliptos, pinos y retamos espinosos tapizan la cadena montañosa que limita la ciudad al este y donde ardieron desde el 22 de enero cuatro de los más de 340 fuegos que azotan desde noviembre a Colombia, declarada en “desastre natural”.
El informe de Ecolmod denuncia que ninguna de esas especies vegetales es nativa de la urbe de ocho millones de habitantes. Y, lo que más preocupa a los expertos, estos árboles son considerados “pirófilos” por su afinidad al fuego.
El biólogo Arnold García Samaca, de Ecolmod, dijo a la agencia de noticias AFP que “cuando ocurre un incendio, estas especies se ven beneficiadas en su reproducción y empiezan a tomar áreas más grandes desplazando a la vegetación nativa”. Y agregó: “Estas plantas hicieron que los Cerros Orientales sean más propensos a incendios por la cantidad de material vegetal que almacenan en el suelo, que muchas veces no cuenta con microorganismos idóneos para degradar tal vegetación exótica”.
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En medio de una temporada de calor extremo y sequías derivadas del fenómeno de El Niño, que se prevé hasta junio, la hojarasca se extiende como un colchón vegetal en las montañas capitalinas y es abono fértil para las llamas.
“Las ramas y maderas de esas especies son combustibles que ayudan a mantener el fuego durante horas e incluso días”, señaló García, quien dijo que la vegetación foránea “tienen aceites volátiles y resinas difíciles de extinguir”.
El pino europeo (“Pinus sylvestris”) y el eucalipto (“Eucalyptus”), ambos nativos de Australia, fueron introducidos en Bogotá a principios del siglo XX, cuando el rápido crecimiento urbanístico disparó la demanda de madera. Por su parte, el mediterráneo retamo espinoso (“Ulex europaeus”) llegó en los años 50 para recuperar zonas erosionadas, según registros del gobierno local, que ahora le adjudica ser una de las “100 especies invasoras más agresivas del mundo” y una “amenaza para la biodiversidad”.
Según informó a AFO, la Secretaría de Ambiente de Bogotá removió en los últimos cuatro años 136,2 hectáreas de retamo, una “tarea ardua” por su difícil acceso.
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José A. Muñoz, académico del Ecolmod y estudiante de doctorado en Ciencias-Biología, dijo a AFP que “más allá de que se trate de un problema de gestión de las especies vegetales de Bogotá, la causa subyace en que siempre se busca la ruta más rápida para controlar la deforestación”. Y agregó que “plantar por plantar nunca va a ser la solución”.
Es por eso, señalaron los expertos, que es urgente establecer la cantidad real de combustibles vegetales en las montañas bogotanas, como se hace en otros países.
La autoridad ambiental de los cerros, la Corporación Autónoma Regional (CAR) de Cundinamarca, fue requerida por AFP, e informó que luego de la emergencia por las conflagraciones se pondrá en marcha un plan de reforestación con especies locales, como el cedro, el encenillo o el romero blanco.
El director de la CAR, Alfred Ballesteros, dijo que “estableceremos cuáles deben ser las especies indicadas, que deben ser por supuesto nativas, y ya una vez restaurados los suelos podremos hacer esa siembra”.
El pasado fin de semana, unos 40 parques naturales, senderos ecológicos y miradores cerraron el acceso al público en Bogotá, una ciudad ubicada a 2.600 metros sobre el nivel del mar y bajo alerta en varias zonas por mala calidad del aire tras los fuegos forestales.
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“Los incendios terminan generando combustión de biomasa, material que termina reaccionando con el fuego y se generan contaminantes al aire”, señaló a AFP Jorge Bonilla, director del seminario de Economía Ambiental (REES) de la privada Universidad de los Andes.
Y agregó que “algunos de estos contaminantes se presentan en forma de sólidos suspendidos o aerosoles, que se conocen como material particulado, y otros contaminantes como óxido de nitrógeno o monóxido de carbono que terminan afectado la salud”.
Con un panorama tan desalentador, las autoridades bogotanas recomiendan no salir a la calle y usar mascarillas, una medida que ya acatan decenas de ciudadanos de forma preventiva.
Bonilla alertó que “la calidad del aire va a seguir empeorándose si no se controlan los incendios debido a que cada vez se concentran más y más emisiones”.
(Con información de AFP)