Ochenta años después de su ejecución por los nazis, Francia rindió homenaje a 24 extranjeros que integraron la Resistencia durante la ocupación alemana, cuyas historias pasarán a la posteridad con el ingreso del más famoso de ellos, el comunista Missak Manouchian, en el Panteón de los héroes nacionales.

A la entrada de la cripta donde reposarán los restos de Manouchian y de su esposa Mélinée, los nombres de sus 23 compañeros de armas, como Joseph Epstein, Golda Bancic, Rino Della Negra y Celestino Alfonso, quedarán grabados en el “templo de los inmortales”.

“Judíos, húngaros, polacos, armenios, comunistas, dieron su vida por nuestro país”, dijo al diario L’Humanité el presidente francés, Emmanuel Macron, para quien “algunas” formas de la Resistencia fueron “olvidadas durante demasiado tiempo”.

Aunque su número es incalculable, miles de extranjeros, entre ellos judíos de Europa del este y central, republicanos españoles que huían del franquismo e italianos antifascistas, además de muchos otros, lucharon en la clandestinidad en Francia contra el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, a partir de 1960, el entonces presidente Charles de Gaulle decidió “estructurar” la memoria oficial del conflicto, dejando “un poco olvidados” a los resistentes “extranjeros, comunistas y judíos”, explica Jean-Baptiste Romain, director de los sitios memoriales de la región de París.

Para simbolizar su regreso, Macron escogió la figura del más famoso, el armenio Manouchian. Este apátrida, que sobrevivió a las masacres de armenios en el Imperio Otomano, se unió a la Resistencia en Francia y organizó ataques contra las fuerzas alemanas hasta su detención en noviembre de 1943.

La reunión de la resistencia “gaullista” y comunista comenzó durante la víspera, cuando al féretro de Manouchian se le rindió homenaje en el Memorial del Mont Valérien, en las afueras de París, donde fue fusilado el 21 de febrero de 1944 junto a gran parte de su grupo.

Entre los nombres que quedarán grabado en la entrada al Panteón está el de Epstein, jefe del grupo de Francotiradores y Partisanos – Mano de Obra Inmigrada (FTP-MOI). “Es una alegría. Es como si mi padre entrara en el Panteón”, dijo Georges Duffau-Epstein, de 82 años y el único hijo con vida de los 24 resistentes homenajeados. “El homenaje es aún más necesario ocho décadas después, cuando las ideas de extrema derecha progresan en Europa”, advirtió.

La adhesión de la líder ultraderechista Marine Le Pen a la ceremonia generó malestar entre algunos de los familiares. “Soy hijo de inmigrantes, mis padres eran polacos, y si Marine Le Pen hubiera estado en el poder, nunca habrían podido venir a Francia”, criticó Duffau-Epstein.

Los descendientes han esperado 80 años para el homenaje oficial y curar así al menos una parte de las heridas producto del olvido de los sacrificios que hicieron los extranjeros durante la Resistencia, como es el caso Juana Alfonso, nieta del español Celestino, uno de los “panteonizados” y cuyo trágico final marcó la vida de su padre.

“Me entristece que mi padre no lo vea, porque lo necesitaba por todo el sufrimiento que vivió”, aseguró sobre el homenaje esta directora de guardería de 57 años, para quien su abuelo, quien luchó en la Guerra Civil Española antes de entrar en la Resistencia, es un “gran héroe”.

El nombre de Celestino quedó inmortalizado en el “Affiche Rouge”, un cartel rojo de propaganda nazi contra el “ejército del crimen” de Manouchian. Juana intenta desde hace años que la ciudad de París le dedique una calle.

“Celestino Alfonso se convertirá en el primer español en entrar en el Panteón de Francia como un combatiente, un resistente, un defensor de la libertad”, aseguró el ministro español de Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, quien celebró la decisión del gobierno de Macron de rendir un póstumo homenaje a los resistentes extranjeros.

(Con información de AFP)

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