Comenzaron con un emprendimiento de cría de cerdos, enfocados en la elaboración de alimentos y chacinados de primera calidad para proveer a restaurantes, hoteles y chefs reconocidos. En 2019 decidieron dar un paso más y abrir su propia carnicería y la llegada de la pandemia del covid-19 los hizo volcarse de lleno a la venta al público y los empujó también a adentrarse en los productos de carne vacuna.
Hoy venden más de 35 cortes vacunos, múltiples achuras, 10 cortes diferentes de carne ovina, variedad de cortes de cerdos, pollo, pato francés y hasta conejo. Además, son conocidos en el mercado por su gran variedad de milanesas, ofrecen hasta 12 tipos diferentes, incluidas opciones sin gluten para celíacos, en masa madre y milanesas de entraña uruguaya, uno de sus productos “estrella” más demandados.
“La forma de arrancar fue a los ponchazos, siempre tuvimos productos muy buenos, elaborados diferentes de origen europeo: salchichas, pancetas, pamplonas, hamburguesas, chorizos, panchos caseros, recetas europeas tradicionales pero de muy buena materia prima. Ahí pensamos en armar un local propio y dejar de estar todo el día con la computadora revendiendo”, contó a El Observador Gastón Magariños, fundador junto a su hermano Gastón, de la carnicería y quesería Del Campo.
Actualmente, Del Campo tiene dos locales, uno ubicado en Sarmiento y Prudencio Vázquez y Vega, en el corazón del barrio Punta Carretas; y otro recientemente inaugurado en el kilómetro 118,5 de la ruta 10, en Punta Ballena.
Del Campo
Magariños enfatiza todo el tiempo en que su foco está en la diferenciación por la calidad del producto, en el servicio personalizado a los clientes, en la higiene del lugar y no tanto en el precio.
“En el mercado había mucha elaboración de productos de cerdos que no nos convencía, sabíamos que podíamos ofrecer más calidad y ese es nuestro foco, no sabríamos hacerlo de otra manera si tuviéramos que competir por precios”, admitió el empresario.
Además de los cortes vacunos y las milanesas, Del Campo se diferencia por la gran cantidad de elaborados propios que ofrece: cuatro variedades de chorizos caseros, porchetta de lechón, hamburguesas de carne picada personalizadas y más de 15 productos de charcutería como embutidos secos, quesos de cerdo, pancetas ahumadas, bondiolas, guanciale, jamón a la antigua o patas de jamón crudo.
Del Campo
Las tiendas se abastecen en su totalidad de frigoríficos uruguayos, a excepción del pato que se importa desde Francia. Si bien reconocen que en términos económicos sería más conveniente trabajar con carne brasileña o paraguaya, afirman que la calidad de la carne uruguaya no se consigue en otros lados. “Sé que suena cliché decir que elaboramos con carne nacional para respetar la industria uruguaya pero al momento de vender un producto precisás constancia en la materia prima y eso te lo da la carne nacional que nunca falla, es infernal”, opinó Magariños.
Los fundadores de Del Campo identifican su negocio como el de una carnicería de barrio tradicional, pero también admiten que la estética de los locales, la maquinaria que utilizan y la forma de empaquetar y presentar sus productos al público puede hacer pensar en un concepto más de carnicería “boutique”.
Sin embargo, Magariños admitió que se sienten “incómodos” con ese término. “Quizás no parezca una carnicería de barrio pero lo es. Hacemos chorizos a la antigua, tripa rellena, un montón de elaborados bien tradicionales. Por eso hoy el producto de venta nuestro es mucho más de carnicería tradicional que de boutique”, especificó el empresario.
Por ese motivo, los líderes de Del Campo entienden que son una carnicería tradicional “un tanto híbrida” en la que si bien ofrecen productos de reventa como lo hacen las “boutiques”, la mayor parte de sus productos son hechos “a medida” de los clientes.
“Tratamos de acordarnos bien qué lleva y qué le gusta a cada persona. Vienen un sábado o un domingo y sabemos que el asado a un cliente se le corta de una manera y a otro de otra. Los escuchamos mucho, de hecho la opción de ofrecer milanesas sin gluten fue en base al pedido de una cliente que tenía una nieta celíaca”, contó Magariños.
Del Campo
Además de los elaborados, en Del Campo trabajan con más de 20 tipos de quesos provenientes de Colonia y con bodegas uruguayas. “Nos gusta bastante la gastronomía y por eso somos muy exigentes con lo que vendemos”, reconoció el fundador.
Del Campo tiene actualmente dos locales y emplea a unas 16 personas. Los empresarios admiten que por el momento “sería difícil” pensar en nuevas tiendas y mantener el diferencial en el servicio y la atención al público. Lo mismo consideran con la calidad de los productos, “en Uruguay podríamos competir por precio si bajáramos calidad y estamos lejos de tener ese objetivo”, reconoció Magariños.