Autora de uno de los debuts más aplaudidos del último año, How to have sex, la directora británica Molly Manning Walker (Londres, 1993) cree que hay una “alarmante falta de educación sexual” en los jóvenes y mucha confusión sobre qué significa el consentimiento.
“Hay una idea muy binaria sobre el consentimiento, todo el mundo está obsesionado con el sí y el no, pero deberíamos ser capaces de entender las sutilezas y saber hacer las preguntas adecuadas”, señaló en una entrevista con EFE.
“Estamos perdiendo la conexión humana y eso es algo preocupante, en el consentimiento y en el mundo en general”, agregó la cineasta, ganadora del premio a la mejor película de la sección Un certain regard del Festival de Cannes.
El filme narra las vacaciones de verano de tres adolescentes británicas que viajan a la isla griega de Malia con el propósito de salir de fiesta y su iniciación en el sexo en medio de una brutal presión del entorno.
La protagonista es Tara, que carga con la etiqueta de ser virgen y quiere desprenderse de ella a toda costa, un papel por el que Mia McKenna Bruce se llevó el mes pasado el BAFTA a la mejor estrella emergente, por delante de candidatos como Jacob Elordi o Phoebe Dynevor (Bridgerton).
Formada en dirección de fotografía, Manning Walker abordó el tema de las agresiones sexuales en su primer corto, Good thanks, you?, que retrataba la penosa burocracia a la que se enfrentan las víctimas y en su primer largometraje, que también ha escrito, profundizó en ello.
Para escribir este guion se inspiró en sus vivencias en la isla española de Mallorca siendo adolescente, ¿por qué trasladó la acción a Grecia?
Exploramos la posibilidad de rodar en Mallorca porque la escena de la felación en un escenario ocurrió realmente allí, pero no nos facilitaron mucho las cosas, políticamente era complicado, no querían que se diera esa imagen, así que empezamos a buscar otras islas y en Grecia las desgravaciones fiscales eran muy buenas.
En su película muestra la complejidad del debate sobre el consentimiento, ¿sigue habiendo mucha confusión en torno a lo que significa?
Sí, creo que predomina una idea muy binaria sobre el consentimiento, todo el mundo está obsesionado con el sí y el no, pero deberíamos ser capaces de entender las sutilezas y saber hacer las preguntas adecuadas. Estamos perdiendo la conexión humana y eso es preocupante, en el consentimiento y en el mundo en general.
Aparentemente hay una nueva generación mucho más liberada en lo sexual pero lo que se ve en How to have sex es que no se atreven a hablar de ello con honestidad, ¿sigue faltando educación sexual?
Precisamente ayer pasé el día con un grupo de adolescentes para investigar de cara a mi próximo proyecto y es terrible lo atrasados que están. Hay una alarmante falta de educación sexual y hay una gran toxicidad en las redes por parte de ‘influencers’ como Andrew Tate que realmente da miedo.
¿Están muy presionados los adolescentes?
Hay una presión enorme, no solo en relación al sexo, también el alcohol, las drogas, la manera de vestir o cómo salir adelante. El sexo es una parte importante, si eres virgen estás por detrás del resto y la idea en la película era ver cómo esa presión crece desde distintos ángulos; no son solo los chicos, también las chicas, el entorno, la escuela, viene de todas partes y hoy, con los móviles, esa presión es mucho mayor que antes.
¿En Reino Unido cómo se aborda la educación sexual en las escuelas?
No hay una asignatura como tal, pero se trata en clases de PSHE (Educación Personal, Social y de la Salud). Hay presiones desde la derecha y grupos religiosos para que no se enseñe, pero es una postura muy corta de vista.
Hemos incluido esta película en un proyecto para llevar la conversación sobre el consentimiento a las escuelas y los propios chicos nos piden que lo ampliemos a edades más tempranas, con 13 años ya lo piden porque están teniendo relaciones sexuales y es triste que los adultos se lo impidan por su propia vergüenza y su ego.
EFE