Más allá de la leve baja en la cotización del dólar blue este lunes y martes, la trepada que tuvo la divisa informal tendría detrás una razón de mercado, en la que tallan fuerte la inflación y el negocio de las cuevas.
La última semana los cueveros recibieron una comunicación de los grandes jugadores del mercado blue en la City porteña, en la que se plantean nuevas pautas para un mercado que, por ser pequeño y marginal, refleja con mucha rapidez y amplificado cualquier movimiento en las condiciones de compraventa de dólares billete.
La medida establece que a partir de ahora “las puntas se abren a un mínimo de $2 y sólo cotizan pares”, por lo que cualquier cotización impar “será falsa”, informó el diario El Cronista. Esta información habría sido presentada hace unos días y todavía está circulando entre operadores del mercado informal.
Hasta ahora los mayoristas se movían con un spread, la brecha entre la punta compradora y la vendedora, de $1 pero ahora será de al menos $2. Este pequeño cambio “encarece” la mercadería para las cuevas, que la terminan trasladando a precios. En concreto, será más caro comprar dólar blue, pero a su vez le pagarán menos al vendedor por sus billetes.
En relación a este punto, desde una cueva aseguraron a MDZ que el mercado está operando con normalidad y que sólo les pidieron que “punta a punta debe haber no más de 5 o 6 puntos” de diferencia. De todas maneras, aclararon que cada operador se mueve, en ese sentido, “de acuerdo a sus necesidades” y la disponibilidad de dólares para la venta.
Lo que está detrás de este cambio en la modalidad de operaciones no es otra cosa que la suba de costos y la inflación. Como es habitual en cualquier mercado, la suba de costos termina en la mercadería y la paga el consumidor final.
Para entender estos cambios hay que recordar que hoy las cuevas tienen mayores costos laborales por la suba de salarios, alquileres más caros, servicios en general, combustibles, celulares, en un contexto de baja del volumen de negocios.
Y hay un punto más que mete presión a la cotización y que termina pagando el comprador. Como reseña El Cronista, se trata del costo del “delivery” y los robos que suelen sufrir las motos. Si bien el delivery ya tiene un costo para quien quiere comprar, muchas veces ese monto “se queda corto”, porque los montos que se entregan a domicilio no son tan elevados como para minimizar las pérdidas, en caso de un siniestro.