Níger, Malí y Burkina Faso anunciaron su decisión de retirarse en forma inmediata de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), bloque fundado en 1975 e integrado hasta el momento por 15 países, y cuyas principales misiones con promover la integración y el mantenimiento de la paz en la región.
“Asumiendo plenamente su responsabilidad ante la Historia y respondiendo a las expectativas, preocupaciones y aspiraciones de sus poblaciones, decidimos con plena soberanía retirar sin demora a Burkina Faso, Malí y Níger de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental”, indicó el comunicado difundido por los medios estatales de los tres países.
Las tres naciones, liderados por juntas militares, acusan a la CEDEAO de estar “bajo la influencia de potencias extranjeras”, de “no apoyar la lucha contra el terrorismo y la inseguridad”, de haber “traicionando sus principios fundacionales” y de haberse “convertido en una amenaza para sus Estados miembros”.
Los vínculos entre las tres naciones y la CEDEAO se han tensado desde que se produjeron golpes militares en Malí en 2020 y 2021, en Burkina Faso en 2022 y en Níger en 2023, lo que llevó al organismo regional a suspender sus membresías e imponer fuertes sanciones.
El organismo ha intentado de esa forma presionar para que los civiles regresen al poder lo antes posible, imponiendo no sólo fuertes sanciones a Malí y Níger, sino que también ha amenazado con recurrir a la fuerza.
“Hay mala fe dentro de esta organización”, afirmó el primer ministro de Níger designado por la junta militar, Ali Mahaman Lamine Zeine, oportunidad en la que calificó las sanciones como “ilegales, ilegítimas, inhumanas e irresponsables”.
Los tres países se enfrentan a problemas similares de inseguridad, yihadismo y pobreza, y sus líderes militares han prometido desde que derrocaron a los gobiernos democráticos hacer frente al aumento de grupos armados violentos en sus respectivos países y unido fuerzas en la llamada “Alianza de los Estados del Sahel”.
En ese contexto, Níger, Burkina Faso y Malí han cortado vínculos militares con Francia, la antigua potencia colonial de la región, país que supo tener hasta hace muy poco tiempo una fuerte presencia en todo el Sahel, pero que anunció la retirada de sus tropas de los tres países después de los golpes.
En lo inmediato, la retirada militar francesa y las sanciones económicas a economías ya frágiles han aumentado la preocupación de que los grupos armados puedan extenderse hacia los países costeros relativamente estables, como Ghana, Togo, Benin y Costa de Marfil.
África occidental registró más de 1.800 ataques en los primeros seis meses de 2023, lo que provocó casi 4.600 muertes y tuvo consecuencias humanitarias nefastas, apenas “un fragmento del horrendo impacto de la inseguridad en la región”, según la CEDEAO.
(Con información de AFP)