Las vacaciones escolares del año pasado tuvieron que adelantarse y alargarse por la ola de contagios que había causado un virus tan pequeño que cabe más de 200 veces en el grosor de un cabello humano. Es el mismo microorganismo que cada invierno “satura” los CTI pediátricos y que, según las hipótesis de los epidemiólogos, está detrás del incremento de las muertes por infecciones respiratorias en lactantes que hizo elevar la mortalidad infantil en Uruguay. El VRS —sigla del virus respiratorio sincitial— es un viejo conocido de los pediatras. Y ahora —tras un acuerdo unánime de médicos y científicos— Uruguay busca salirle al ataque con una doble estrategia de inmunización.
La Comisión Nacional Asesora de Vacunas dio el visto bueno. Los técnicos entienden que Uruguay debería seguir una estrategia similar a la que recomiendan los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos: vacunas contra el VRS a las embarazadas entre las semanas 32 y 36 de gestación (aunque incluso puede adelantarse y administrarse junto a la tos convulsa), y disponer de anticuerpos monoclonales que se les inyectan previo al invierno a los recién nacidos que no recibieron los anticuerpos por transmisión materna (porque nacieron antes de término, porque su madre no fue vacunada, porque son de alto riesgo…).
La unanimidad técnica —que también se reafirmó en un ateneo realizado en el hospital Pereira Rossell este miércoles— no es tan habitual. De hecho, en marzo la misma comisión asesora dijo que no era el momento de iniciar una vacunación contra el dengue. Y este miércoles, ese mismo grupo asesor, concluyó que “en la actual situación epidemiológica del país” no es necesaria una vacunación masiva contra el meningococo.
Desafíos para el MSP
La definición técnica expone al Ministerio de Salud Pública ante dos desafíos: uno logístico y otro financiero. El invierno ya está en puerta, por lo cual Uruguay está cerca de perder la oportunidad de que los bebés (sobre todo los menores de seis meses) transiten su primera temporada de VRS con algún tipo de anticuerpo (el que les pueda pasar la madre o el que reciban directo de un inyectable). La cartera tiene que negociar la compra de las vacunas (que solo las produce un laboratorio) y el nuevo anticuerpo monoclonal Nirsevimab (que también solo los fabrica un laboratorio), debe revisar el registro del producto, estudiar cómo se distribuirá y administrará. Y eso supone tiempo.
La otra complicación es el dinero. Uruguay tiene cada año algo más de 30.000 embarazadas (no todas ellas llegan a término). Por decantación tiene una cantidad similar (aunque un poco menor) de nacidos vivos. Es una escala pequeña para negociar con los laboratorios (monopólicos en este caso), y por ahora no está habilitada la compra a través de las carteras multilaterales (como la OPS). Los biológicos tienen su costo (moderado-alto), y deben pensarse para cada temporada (no es solo para un año, sino que debe pensarse en una continuidad), .
En el Ministerio de Salud existe consciencia de que las epidemias de VRS suelen tener un costo alto: este virus produce la mayor tasa de hospitalización por infecciones respiratorias en menores de un año (en muchos casos exige ventilación mecánica), es uno de los que demanda más consultas en emergencia, es de los que más compromiso bronquial deja a posteriori…
Estrategia
Galicia, en el norte de España, se había convertido en la primera región del mundo en incorporar el Nirsevimab a su programa oficial de inmunización. Los resultados sorprendieron a los epidemiólogos: tras la administración del fármaco, las hospitalizaciones de lactantes menores de seis meses cayó a más de la séptima parte.
Tras más de un año de administración, esa región española no reportó efectos adversos graves asociados a la medicación. Y dado el éxito, la Sociedad de Infectología Pediátrica de España concluyó: “Se recomienda administrar rutinariamente Nirsevimab a todos los recién nacidos menores de seis meses nacidos en la estación de VRS o que tengan menos de seis meses cuando entran en la estación invernal, para reducir la carga de enfermedad y la hospitalización por bronquiolitis”.
Otras regiones del mundo empezaron a imitar el éxito gallego. Uno de los que siguió esa línea, a partir de este 2024, es Chile. Sumó al Nirsevimab a su esquema nacional: se administra una sola dosis de manera preventiva (porque se supone que después del primer año de vida el riesgo disminuye). El recién nacido, como tal, no genera su propio anticuerpo, sino que le es dado y le dura un tiempo.
Argentina, en cambio, optó por administrar solo la vacuna en embarazadas. El anuncio lo hizo en setiembre de 2023, dos semanas después de que las agencias de medicamentos de Estados Unidos y Europa dieron la autorización. Canadá, Japón y Reino Unidos también apostaron por esas vacunas.
¿Por qué los técnicos en Uruguay buscan que se compren las vacunas para embarazadas y también los anticuerpos monoclonales para los recién nacidos? Entienden que es una manera de garantizar que siempre haya disponibilidad de una de las dos estrategias. Si no hay vacunas para la gestante (o ella no pudo administrársela), está la opción del monoclonal para el bebé. Y, al revés, si la madre se vacunó en tiempo y forma, no es necesario darle el Nirsevimab al bebé. Eso sí: ambas formas de inmunización obtienen resultados similares y no es que una opción es mejor que la otra.
El catedrático de Ginecología Claudio Sosa agregó otra razón: es un tema de justicia social. “En los seguros privados vemos embarazadas que pueden ir a vacunarse a Argentina, mientras que la mayoría del sector público no tiene esa posibilidad… ese derecho”.
¿Qué es el VRS?
Al igual que la gripe (también mencionada como “influenza”), el VRS es un virus que afecta al sistema respiratorio y que circula en Uruguay. Las medidas de prevención, en ese sentido, son similares a cualquier virus que se transmite por el aire: buena ventilación de los espacios, evitar las aglomeraciones en lugares cerrados, reducir el contacto cuando alguien está con síntomas (fiebre, tos intensa, un silbido al respirar…).
Ahora se suma la ayuda de las vacunas en embarazadas (aunque Estados Unidos también recomendó la administración entre los mayores de 60 años), y los anticuerpos monoclonales en los menores de seis meses.
Hasta el momento, los bebés de mayor riesgo en Uruguay (prematuros con peso debajo de 1.500 gramos, cardiopatías, síndrome de Down) reciben otro medicamento que cuesta unos US$ 15 mil: Palivizumab. No está pensado para la población en general, y parte del problema del VRS es que puede causar internaciones también en lactantes sin patologías previas.