El 1º de mayo se celebra en todo el mundo el Día del Trabajador, en conmemoración de la sangrienta represión que sufrieron los obreros de la fábrica McCormick durante varios días de protestas en reclamo por sus derechos laborales entre abril y mayo de 1886, en la ciudad estadounidense de Chicago.
Por entonces, la jornada laboral en ese país y en muchas otras naciones industriales europeas se extendía por 14 y hasta más horas. Los obreros estadounidenses estaban agrupados en la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (Knights of Labor), la más grande organización de asalariados de Chicago, cuya exigencia era que la jornada salarial se limitara a ocho horas diarias.
Los Caballeros del Trabajo surgieron en 1869 como una sociedad secreta para evitar la represión. Sus fundadores fueron los sastres de Filadelfia, aunque la organización dio un salto en los últimos años de la década de los años setenta del siglo XIX.
Una figura clave fue Terence Powderly, nacido en Pennsylvania, que con apenas 22 años impulsó que los Caballeros del Trabajo se organizaran a escala nacional y permitieran ingresaran a trabajadores no calificados, inmigrantes, afroamericanos y mujeres, amplios sectores laborales que no se habían podido sindicar hasta el momento.
Powderly logró que el secretismo inicial se convirtiera en organizaciones de masas. El gran salto se produjo cuando, en una recesión económica de 1884-85 la afiliación creció de forma vertiginosa, pasando de unos 100.000 miembros en 1885 a cerca de 700.000 al año siguiente.
El reclamo de los obreros de la fábrica McCormick en Chicago se enfrentó a la negativa patronal. Sobrevino una huelga que contó con una amplia adhesión en muchos ámbitos de Estados Unidos y, finalmente, los empresarios cedieron al reclamo.
Sin embargo, los dueños de la empresa no cumplieron su parte y no redujeron la jornada laboral. Los trabajadores volvieron al paro y se realizaron protestas en los alrededores de la fábrica.
Intervino la policía de Chicago y el 1º de mayo la represión causó numerosos muertos y heridos. A pesar de la violencia desatada, los tres días siguientes se produjeron nuevas manifestaciones en la puerta de la fábrica que volvieron a ser reprimidas.
En medio de las protestas, estalló una bomba, que los huelguistas adjudicaron a la policía, en tanto que ésta lo adjudicó al dirigente sindical Rudolph Schnaubelt. Este hecho, sucedido el 4 de mayo, se conoce como la revuelta de Haymarket, por haber ocurrido en la plaza homónima de Chicago.
Tras la represión, fueron detenidos muchos de los huelguistas y al principio enjuiciaron a una treintena de ellos. Finalmente condenaron a muerte a seis de ellos.
El 11 de noviembre de 1887 se consumó la ejecución de: George Engel (alemán, 50 años, tipógrafo), Adolph Fischer (alemán, 30 años, periodista), Albert Parsons (estadounidense, 39 años, periodista), August Vincent Theodore Spies (alemán, 31 años, periodista) y de August Spies Louis Lingg (alemán, 22 años, carpintero, que para no ser ahorcado se suicidó en su celda).
Michael Schwab (estadounidense, 44 años, encuadernador), murió de un paro cardíaco, había sido condenado a cadena perpetua. También fueron condenados Samuel Fielden (inglés, 39 años, obrero textil, a cadena perpetua) y Oscar Neebe (estadounidense, 36 años, vendedor, condenado a 15 años de trabajos forzados)
La culpabilidad de estas personas que dignificaron los derechos de los trabajadores, nunca fue probada. Se los recuerda como los Mártires de Chicago. En 1889, la Conferencia Internacional de Trabajadores, reunida en París, fijó el 1 de mayo como el Día Internacional del Trabajador.
Unos días antes de que se cumpliera el 1° de mayo de 1919, ante el temor de una huelga general en Francia, el 23 de abril de 1919, a propuesta del gobierno de Georges Clemenceau, el Senado de ese país ratificó la ley de las ocho horas de trabajo y declaró el 1.º de mayo como día feriado. Muchos otros países, bajo la demanda gremial, adoptaron medidas similares.