Quizás el palabro procrastinar no nos suene demasiado, sin embargo, su significado hace referencia a algo bastante frecuente: dejar para más tarde lo que podrías hacer ahora. Pues bien, la ciencia da una razón más para ponerse manos a la obra y vencer la pereza. Según un estudio realizado entre universitarios suecos procrastinar puede llevar a desarrollar problemas de salud mental y física.
La investigación que publica Jama Network Open indica que retrasar las obligaciones se asoció a una peor salud mental posterior, con síntomas como depresión, ansiedad y estrés, o a padecer dolor incapacitante en las extremidades superiores.
Además, esta tendencia se vinculó también a comportamientos poco saludables en el estilo de vida, como la mala calidad del sueño, inactividad, consumo de tabaco o alcohol; además de peores niveles de factores psicosociales de salud (mayor soledad y más dificultades económicas).
Para llevarlo a cabo, un equipo liderado por investigadores de la Universidad de Estocolmo siguió durante casi un año los hábitos de 3.525 universitarios para observar si esta práctica estaba asociada a efectos en la salud mental y física nueve meses más tarde.
Los participantes hicieron una autoevaluación sobre cinco aspectos puntuando de uno («muy rara vez o no me representa») a 5 («muy a menudo o siempre me representa»), que se sumaban para obtener la puntuación total de procrastinación que oscilaba entre 5 y 25.
En suma, los investigadores consideran que «teniendo en cuenta que la procrastinación es frecuente entre los estudiantes universitarios, estos resultados pueden ser importantes» para mejorar la comprensión de su salud.