A sala llena, la B’nai B’rith Uruguay y la Nueva Congregación Israelita realizaron un nueva edición del Acto por la Convivencia, al conmemorarse otro aniversario del asesinato de David Fremd.
Foto: Leonardo Carreño.
Autoridades del gobierno, políticos de la coalición, el presidente del Frente Amplio, y la embajadora de Israel, entre otros se hicieron presentes en la sede de Cipriano Payán, donde se recordó al comerciante asesinado hace 8 años que conmocionó a la comunidad judía y a todo el país.
Foto: Leonardo Carreño.
Además de recordar a Fremd en un profundo homenaje en presencia de sus familiares, hizo uso de la palabra Ariel Opoczynski de la Nueva Congregación Israelita quien repasó parte de su historia personal vinculada al sufrimiento del pueblo judío y alertó a los participantes sobre el creciente antisemitismo que percibe en estos tiempos. Sin ir más lejos, destacó lo ocurrido el pasado 8 de marzo en el marco de la convocatoria del Día de la Mujer, que fue oportunamente denunciado.
Foto: Leonardo Carreño.
“Siempre habrá quien nos quiera destruir y quien lo quiera justificar”, dijo Opoczynski en el marco del aplauso de los presentes.
La oratoria central estuvo a cargo del presidente del Secan, Gerardo Sotelo, quien durante el ejercicio del periodismo escribió en decenas de oportunidades a favor de la causa judía, además de haber sido reconocido Premio Jerusalem en 2015.
“La alarma ante la proliferación de discursos extremistas que incitan al odio y la violencia nos obliga a tomar las medidas más rigurosas para combatir la radicalización y el reclutamiento hacia ideologías violentas”, esgrimió Sotelo.
Foto: Leonardo Carreño.
“Nadie está obligado a convivir con quienes proclaman a los cuatro vientos su intención de exterminarlo. Todas las personas, organizaciones, comunidades y Estados tienen el derecho y la obligación de defenderse, previniendo, evitando, repeliendo y, llegado el caso, neutralizando las agresiones que ponen en riesgo la vida y la libertad de las personas. Es un error considerar que la sociedad se divide simplemente entre delincuentes y ciudadanos honestos. Esta división es solo una manifestación superficial de una división más profunda y significativa: el mundo se divide entre personas agradecidas y agraviadas, que proyectan en la convivencia su autopercepción sobre la realidad”, agregó.
Foto: Leonardo Carreño.
“La construcción de una convivencia fructífera y duradera, de un mundo en el que cada persona se sienta valorada, respetada y útil, no es solo un ideal utópico; es una necesidad urgente. La dimensión de nuestra influencia y nuestras acciones no es grande ni pequeña; es cuanto podemos aportar para que las cosas vayan un poco mejor. Es lo que la memoria de David Fremd y de tantas víctimas de la barbarie extremista merecen. Es, por lo tanto, lo que debemos hacer”, finalizó.