La muerte del empresario Gonzalo Aguiar tuvo repercusiones a nivel judicial ya que las investigaciones que lo involucraban tendrán algunos cambios para poder seguir adelante. El hombre de 46 años era investigado por una presunta estafa vinculada a la planta procesadora de cáñamo medicinal Boreal que se había instalado en Salto y que despidió a todos sus trabajadores sin mayor explicación.
Aguiar fue asesinado este lunes por su expareja Romina Camejo luego de una discusión y reiteradas amenazas por parte del fallecido, según el abogado de la mujer. Este martes la Justicia dispuso medidas restrictivas contra la pareja –retención de pasaporte y no comunicación con testigos de la causa– pero no fue a prisión.
La investigación que llevaba adelante el fiscal de Delitos Económicos, Gilberto Rodríguez, se centraba en la figura de Aguiar, que operaba como director de la empresa instalada en Salto –de inversores canadienses– y ya había tomado algunas medidas cautelares sobre su persona. Un equipo económico venía trabajando sobre este asunto y había levantado el secreto bancario del empresario, así como también se contaba con abundante documentación sobre la operativa de la firma.
La planta que se instaló en 2020 en Colonia Garibaldi, un poblado a 18 kilómetros de la ciudad de Salto, de cuya inauguración participó el presidente Luis Lacalle Pou, se promocionaba como “la planta de secado de cannabis medicinal más grande de Latinoamérica”.
Al ponerse en funcionamiento se anunciaba que daría trabajo a 400 empleados, pero repentinamente dejó de operar, despidió a todos sus trabajadores y entró en concurso. Los accionistas de origen canadiense denunciaron penalmente a Aguiar que oficiaba como director e intervinieron la empresa. Según supo El Observador en una asamblea de accionistas se planteó que Aguiar llevó adelante un desfalco de más de US$ 17 millones.
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La Maison. Archivo
Sin embargo, con la muerte del principal investigado, ahora la causa por la presunta estafa deberá reformularse y analizar si hay otras personas involucradas ya que no se puede seguir avanzando contra el fallecido.
Fuentes de la fiscalía dijeron a El Observador que Gilberto Rodríguez se reunirá con los abogados denunciantes para analizar que otros nombres están en la denuncia y que otros elementos de prueba se puede reunir para seguir avanzando contra esas personas.
En la denuncia inicial presentada por los accionistas canadienses hay varias personas involucradas. Hay gente que lo asistió con falsificación de documentos públicos y privados, personas que falsearon su identidad para presentarse ante los inversionistas y ante bancos del país del norte, entre otras.
Incluso, cuando los canadienses intervinieron la empresa encontraron correos electrónicos en la casilla oficial en las que Aguiar daba órdenes para falsificar documentos, dijeron a El Observador fuentes al tanto de la investigación. Además del delito de estafa y apropiación indebida, donde Aguiar era la principal persona señalada pero había tenido colaboradores, también se deberá investigar por falsificación de documentos y usurpación de identidad, entre otros.
De todos modos, la investigación contra Aguiar en fiscalía seguirá pero cambiará de lugar. Será Enrique Rodríguez, el fiscal de Lavado de Activos, el que tome ahora la posta para seguir indagando si el empresario blanqueó dinero obtenido de forma irregular. Si bien esta pieza de investigación se podía formar más allá de la muerte de Aguiar, la decisión se terminó de tomar este lunes y el fiscal Enrique Rodríguez todavía no recibió la información, dijeron a El Observador fuentes de la fiscalía.
Pese al fallecimiento, el Estado tiene la posibilidad de seguir investigando y eventualmente, si logra comprobar que hubo lavado de activos, quedarse con los bienes que estaban a nombre de Aguiar.
En la denuncia inicial, según pudo saber El Observador, hay por lo menos tres bienes vinculados a Aguiar. La casa en Punta del Este conocida como La Maison –que los denunciantes aseguran que compró con el dinero de la inversión canadiense–, una casa en Ciudad de la Costa y otra casa en el Prado, en Montevideo, que se la compró para los padres de su expareja.
Primera reacción
Fuentes vinculadas al caso dijeron a El Observador que debido al perfil de estafador de Aguiar, la primera reacción de los abogados defensores de los empresarios canadienses, ante la noticia de la muerte, fue comprobar que efectivamente el fallecido era el mencionado empresario.
En el entendido que el acusado estaba siendo investigado por apropiación indebida, una de las opciones que manejaba la defensa era una simulación de su muerte. Por lo tanto, realizaron distintas averiguaciones y confirmaron que efectivamente el involucrado era el fallecido.