El estreno de La sociedad de la nieve sirvió para solucionar y superar el distanciamiento y las diferencias que había entre algunos de los sobrevivientes de la Tragedia de los Andes. Así lo manifestó uno de ellos, Eduardo Strauch, durante una conferencia en México que dio este martes.
“La mayor virtud de la película es que ha vuelto a unirnos y a hacernos encontrar a las familias de los que iban en ese avión, que hubo una especie de grieta, hasta ahora, que se fue acomodando con el tiempo pero quedaban distanciamientos”, dijo Strauch este martes en una conferencia en la ciudad de Guadalajara, capital del estado de Jalisco, oeste de México.
Strauch fue uno de los invitados especiales al congreso de liderazgo Resuena, en el que contó que al regresar a Montevideo, tras el rescate por las autoridades chilenas, quiso ir a consolar a la madre de Marcelo Pérez del Castillo, capitán del equipo de rugby que viajaba a Chile para una competencia y que murió bajo la nieve, pero ella no quiso recibirlo.
“Fue muy doloroso, al llegar a Montevideo pensaba ir corriendo a la casa de Marcelo a abrazar a la madre, que nos adorábamos mutuamente y no me quiso ver nunca más, no soportaba la idea de verme sin Marcelo al lado, cuando se estrenó la película, la hermana de Marcelo apareció, nos dimos un abrazo y retomamos la relación de hace 50 años”, dijo.
Añadió que estos reencuentros sucedieron en su caso y con otros de los sobrevivientes quienes lograron sanar “las grietas” que quedaron abiertas.
La sociedad de la nieve relata la hazaña de los 16 supervivientes del accidente del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, que transportaba a Chile a los integrantes del club de rugby Old Christians Club de Montevideo junto a varios de sus allegados y a cinco tripulantes.
El avión se estrelló el 13 de octubre de 1972, en el Glaciar de las Lágrimas, un páramo andino en el que las condiciones de vida eran casi imposibles. 16 de quienes viajaban sobrevivieron hasta 72 días en la cordillera de los Andes, soportando temperaturas extremas, avalanchas y tormentas de arena y alimentándose con los cadáveres de sus compañeros fallecidos.
Strauch fue uno de los que alentó a los demás para ingerir la carne de los cadáveres para lograr mantenerse con vida y aseguró que desde el momento que asumió que sería necesario para salir de la cordillera con vida, no volvió a sentir culpa.
Recordó que luego del rescate les llegó un telegrama del Papa Pablo VI en el que exaltaba el valor de la vida, sin juzgar lo que los jóvenes hicieron para sobrevivir y muchos medios de comunicación consideraron como canibalismo.
“Mucha gente sufrió mucho, de nosotros las familias, muchos estaban esperando lo que nos dijera el Papa, que mandó un telegrama diciendo que estaba bien lo que habíamos hecho; si hubiera dicho que habíamos actuado mal, no me hubiera afectado en nada, tenía mi conciencia totalmente tranquila, estaba vivo”, concluyó.
Fuente: EFE