La luz merma entre los edificios del centro de Montevideo y a medida que el sol baja se refleja en las ventanas del Palacio Salvo. Desde las ventanas abiertas empiezan a aparecer siluetas que se asoman para verlo: está a punto de comenzar el Carnaval.
Una mama vieja toma mate contra la contención que separa a su familia del conjunto, una bailarina se agacha para pegar con cinta la sandalia de otra y un niño se cuela ágil por debajo de la valla y abraza con fuerza las piernas de un gramillero, dos componentes se besan antes de salir. Momentos antes de empezar todo es movimiento. Contención, nerviosismo y emoción. Una sensación que recorre el cuerpo antes de cruzar la línea de largada y que se resuelve apenas el conjunto recibe los aplausos de la gente.
La comparsa Valores pisa 18 de Julio sobre las 19:15. El cuerpo de baile se prepara para salir y se acercan a la línea de salida con las manos entrelazadas, en un símbolo de unidad, hasta que el candombe empieza a sonar.
“Ha sido un proceso tan hermoso todo este trabajo que estamos con pila de ganas de pisar 18 de Julio y comenzar este carnaval con este grupo tan lindo que viene muy bomba”, dice Nadia Valverde, una de las vedettes de la comparsa que se encarga de abrir el desfile y levantar a la gente de las sillas.
Foto: Leonardo Carreño.
La comparsa avanza como una fuerza de la naturaleza hacia el final del desfile en Plaza Cagancha, pero antes de pasar la línea de largada se amontonan los bailarines y las figuras de los otros conjuntos. Se arengan, se tiran besos, se apoyan al comienzo de un recorrido que al final tendrá un solo ganador.
Algunos pasos de distancia Yambo Kenia cuelga los tambores. Uno de los vocalistas, y una de las voces más reconocidas del género, Eduardo Da Luz reúne a sus compañeros en una arenga antes de que empiecen a sonar.
“En lo personal con una gran alegría, no solamente por estar desfilando un año más, sino por encontrarme con una cantidad de gente de otras comparsas y de otros géneros. Es una fiesta, vamos a tomarla como tal y tratar de que la gente se vaya contenta con lo que hacemos sobre la calle”, dice a El Observador.
Foto: Leonardo Carreño.
Eduardo Da Luz
Da Luz, que fue declarado Ciudadano Ilustre de Montevideo, dice que esta vez lo vive “con una responsabilidad bárbara”. “Tratar de que la gente disfrute como disfruto yo por lo que me dieron, porque hasta el día de hoy no lo puedo creer”, dice con una sonrisa amplia en el rostro.
Del otro lado de la plaza Florencia Gularte brilla en un traje de pequeñas piezas plateadas que se mueven con el vaivén de su cuerpo. Organiza la comparsa Integración y la mira por última vez antes de empezar la procesión candombera. “Cada carnaval es distinto. Como todos los años preparándonos, estudiando, trabajando, metiéndole todo lo que se puede como todas las comparsas. Contentos, con muchas ganas”.
“Este año vamos a hablar de qué pasaba con la colectividad afro en la dictadura militar. Todos hablan del día del desalojo tanto del conventillo como de Ansina pero no saben qué pasó con esas familias, lo que sufrieron cuando los sacaron, adónde los llevaron”, adelanta sobre el espectáculo.
Finalmente La Sara del Cordón, heredera de la Sarabanda fundada por César Pintos, cerró la primera porción del desfile con una cuerda que arrollaba al pasar. La que se posicionó como la mejor comparsa en las Llamadas de Admisión volvió a hacerlo en el Desfile Inaugural.
Foto: Leonardo Carreño.
La Sara del Cordón quedó primera en su categoría
Dos niñas agarran con las dos manos el vallado y agrandan los ojos cuando ven avanzar a las vedettes. Del otro lado de la calle una fila de niños colgados de la valla miran y saludan con la mano extendida a las bailarinas, tratan de tocar las plumas y captar sus miradas.
Comparsas, murgas, revistas, murgas, humoristas, murgas, parodistas, murgas. El desfile se organiza en bloques y el tiempo en el que la calle queda vacía es territorio de los niños y las niñas: guerras de espuma, coreografías improvisadas o carreras de princesas y superheroínas. Hasta que pasa el próximo conjunto.
“De verdad lo estoy viviendo como si fuese la primera vez que salgo. Muy emocionado, muy contento de ver de vuelta a todo el pueblo juntándose para disfrutar de la fiesta popular más grande que tenemos”, dice Eduardo “Pitufo” Lombardo, director escénico de La Gran Muñeca mientras la murga se prepara para salir.
Foto: Leonardo Carreño.
Edu “Pitufo” Lombardo con La Gran Muñeca
Entre los gorros y los trajes coloridos Aldo Martínez, histórico parodista y figura de Oro del Carnaval, vive un desfile diferente a cualquiera que haya pasado en su carrera. “Lo estoy viviendo al doble. Primero por la satisfacción de poder estar en un carnaval más, segundo porque es un desafío el cambiar de categoría. Por primera vez en murga, así que estoy re feliz”, comenta.
A diferencia de otros años en los que el carnaval lo vio desfilar como Tabaré Vázquez o El Guasón, esta vez el maquillaje lo confunde entre los rostros de colores de murga. Pero el ojo de los carnavaleros lo distinguen: “¡Mirá, es el Aldo Martinez!”, dice una mujer al codear a su marido con el celular en la mano, mientras lo saluda con la otra.
Foto: Leonardo Carreño.
Aldo Martínez con La Gran Muñeca
“Siempre hay algo nuevo para aprender en carnaval, yo soy producto del carnaval y celebro que cada año me dé cosas de las que intento nutrirme siempre. Este año más que nunca. Estoy como en primero de murga ponele, como en la escuela, y estoy disfrutando como loco”.
La dupla de Jimena Vázquez y Jimena Márquez vuelve al Carnaval con Nos Obligan a Salir, y generaron una divertida confusión en el desfile con sus personificaciones de la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, y la directora de Cultura de la comuna, María Inés Obaldía, como parte del espectáculo Sed de la murga de la aduana.
“Estoy muy contenta. Tenía muchas ganas de que arrancara Carnaval y ojalá que sea un disfrute”, dice Vázquez desde la parte delantera de una bicicleta para dos personas que se completa con Márquez en la parte de atrás: “Hermoso, felices con el proceso y con el espectáculo de la murga”.
Foto: Leonardo Carreño.
“Vení, vení. ¿Cuál es tu mayor deseo? Entregá tu alma y vas a tenerlo, pero después va a apagar el precio”. Los abogados del diablo desfilan con Mi Vieja Mula y reparten formularios para captar almas a los espectadores del desfile. Juntan firmas a cambio de deseos de los más variados: dinero, amor, sexo, vacaciones. “¡Ya firmamos! ¡Entregamos todo!”, grita un hombre desde su silla seducido por la propuesta de Lucifer.
“Dios Momo, el dios de las murgas, baila así en el Carnaval”, le dice un padre a una chiquilina que mira las murgas mientras le intenta mostrar con exageración burlona cómo imitar la cadencia de las murguistas. La primera tanda se completa con el desfile de La Trasnochada, La Nueva Milonga y Asaltantes Con Patente.
La sonoridad de 18 de Julio cambia con el bloque de revistas. Tabú, House, La Compañía, Madame Gótica y Gala 1985 desfilan detrás de grandes camiones desde los que cantan los vocalistas, junto a las bandas que tocan en vivo.
La comediante Florencia Infante baila divertida detrás del camión de la revista Tabú, siguiendo la vos de Marihel Barboza, en la piel de Mónica. Con un vestido verde a cuadros, accesorios anaranjados y peluca rubia, encabeza la alegría e interactúa con la gente que la llama y los niños que le piden una foto.
Foto: Leonardo Carreño.
Florencia Infante con Tabú
Pero el desfile no está exento de inconvenientes, parada en la línea de salida la cantante Alejandra Díaz lamenta las condiciones del debut de la revista Gala 1985 en el desfile: “Estamos bastante mal en realidad, arrancamos con la pata izquierda porque tenemos tremendo camión y no anda el generador”, comenta y aunque canta su voz no se escucha correctamente desde los parlantes. De todas formas, la revista pasa la frontera de largada y baila durante todo el recorrido.
Un hombre llora y empuja con las manos la estructura de metal que hace de pequeño tablado para que Un Título Viejo, la murga que terminará la noche como la ganadora del desfile, se acerque a cantar la retirada en los micrófonos de frente al público que los aplaude.
Berreta y elegante, la murga Gente Grande pasó la línea de salida con pequeños perritos de juguete repartiendo dólares falsos entre la gente. Un nene cierra los ojos y abre las manos mientras los billetes lo bañan. Al mismo tiempo, una serie de personajes de la farándula argentina se pavonean por la avenida montevideana.
Cayó la Cabra, Un título viejo, Queso Magro, Diablos Verdes y A la Bartola completaron el tramo murguero antes de que los humoristas llegaran a la avenida.
Y aunque Sociedad Anónima venga desde San José, llevaron al desfile a un príncipe indio. Los humoristas maragatos desfilaron con una ola de reverencias al público, cantando canciones que pedían los espectadores y con un camello empujado por el “Colorado de Omar”, en una interacción con la gente como pocos conjuntos lograron en la noche.
“Esta noche tiene un tinte especial en relación al resto de los conjuntos que es que venimos del interior. Estamos como entrando en casa ajena, pero siempre nos dan la bienvenida con los brazos abiertos y nos hacen entender que nos quieren. Para nosotros es un ‘hola, el interior existe’”, dice a El Observador el humorista Gonzalo Prado.
Este año el Concurso de Carnaval recibe conjuntos de San Carlos, Maldonado y Paysandú. “Los del interior nos amuchumbramos”, dice con simpatía Prado.
“¡Fiesta, fiesta! ¡Llegó la bicisenda a 18!”, grita Cyranos entre un tumulto de ciclistas, repartidores, peatones despistados y dinosaurios que se amontonan sobre una alfombra verde que un funcionario municipal va pintando en el recorrido.
Sentada en un trono gigante Sheila Álvarez desfiló por primera vez en la apertura del Carnaval. La figura central del espectáculo de Los Chobys compró una rifa por $100 para ser parte del conjunto y ganó. Vestida de arlequina con un traje en blanco y dorado y una corona luminosa. “Algo inesperado, algo inédito para mi. Nerviosa pero muy feliz. Ya me hicieron ensayar y voy a cantar”, dijo a El Observador minutos antes de que el resto del conjunto la empujara por la avenida antes de que Fantoches cerrara el bloque de humoristas.
A medida que avanza la noche la fiesta se mantiene. La gente se para en las sillas para ver a los conjuntos y las calles se cubren de brillantina, papelitos y restos de espuma-plast, pero las caras pintadas de los niños empiezan a mostrar cansancio. Una nena pelea contra el sueño sobre los hombros de su padre. Cuando vuelven las murgas, cierra los ojos.
Eugenia Rodríguez de La Cayetana se para en la esquina con su traje de protesta para Motín, la propuesta de la murga de San Carlos. “Este espectáculo habla de la protesta en sí, ni de un bando ni del otro, y de lo criticada que es la gente que protesta. Y desde ese lugar estamos justamente protestando”.
“Las murgas llegan muy bien. Desde el domingo pasado estuvimos viniendo a hacer festivales, que es tremendo porque son cuatro horas de viaje pero vale la pena porque la murga necesita ir teniendo ese contacto con la gente y la respuesta ha sido hermosa. Estamos re contentos, re prontos y re felices”, dice antes de dar el paso hacia el Carnaval.
Poco después espera Emilia Diaz, que después de un año alejada del concurso vuelve a Doña Bastarda, con un ramito de flores en la solapa. “Yo disfruto mucho los desfiles. Somos murguistas que nos quedamos, se fue La Gaditana y quedamos nosotros. Es un espectáculo que busca rescatar la memoria de los que pasaron y dejaron huellas en la cultura popular y en la política”, adelanta.
También Pablo “Pinocho” Rutin se prepara para volver al Carnaval 40 años después de su primer desfile. “Estoy re contento, siempre con la misma ilusión. Eso es lo que me da ganas de volver: que la ilusión que tenía hace 40 años está intacta. La alegría y sentir el privilegio de poder participar de esta fiesta no ha cambiado”.
Jardín del Pueblo, La Cayetana, De Frente y Mano, Curtidores de Hongos y Araca la Cana completan el bloque de murgas antes de que los parodistas tomen las calles.
Foto: Leonardo Carreño.
“Es muy importante el desfile porque para Pinocho era un día muy importante y ese legado nos lo dejó. Es la apertura del Carnaval así que queremos hacerlo de la mejor manera”, dice Carolina Favier momentos antes de comenzar a desfilar con Zíngaros un año más.
El conjunto formado por Ariel “Pinocho” Sosa se alinea en la salida y Denis Elías se toma un momento para alentar al conjunto: “Nos están esperando y es una constante porque tenemos los mejores cantantes, tenemos los mejores actores, tenemos los mejores bailarines. Ahora incorporamos a uno de los mejores, el Ruso”, dijo el cantante al darle la bienvenida a Gastón “Rusito” González.
“Les voy a pedir una cosa: galeras al cielo, saludamos a Pinocho y saludamos a Panchito”, dijo antes de anunciar la largada.
“Es un día que a nosotros nos encanta, mi padre amaba el desfile como nadie y tenemos esa herencia. Hace días que estamos ansiosos y estar acá un año más parece mentira, es un esfuerzo bárbaro esto y ver el conjunto ahí parado y ver a mi hija vestida son sentimientos que no se pueden explicar”, dice Gastón Sosa, hijo de Pincho y director responsable del conjunto gitano a El Observador antes de salir.
Este año además es un año diferente: Zíngaros le hará un homenaje a la vida de Pinocho. “Los ensayos están siendo muy duros y muy lindos a la vez porque contar su historia a mí me trae muchos recuerdos, me da mucha nostalgia, mucha tristeza pero creo que va a ser algo sanador llevar su historia por todos los barrios y estoy muy feliz por eso”.
Los Muchachos avanzan en el con la presentación de Fabrizio Silvera como Freddie Mercury y la voz de Damian Lescano en un espectáculo que abordará la diversidad en el carnaval: Orgullo. Denise Casaux y Leticia Cohen desfilan en el centro de la avenida y una señora las mira pasar mientras ensaya una serie de pasos de baile imitando a los bailarines.
Antes de que Caballeros cierre el tramo de parodiastas, es el turno de Momosapiens. Barbie y Ken patinan por 18 de Julio como si fuese Venice Beach en la película de Greta Gerwig. “Estamos buscando a la muñeca Barbie. Un elemento sedicioso”, dice Christian Font por un altavoz. Font, que este año regresa a la fiesta popular, será el protagonista de la parodia de la vida de Roberto Barry.
“Hace seis años que no salía y vine a dar con un grupo humano y artístico increíble. Estamos muy contentos con el espectáculo que estamos ofreciendo. En lo personal pude elegir desde dónde volver a carnaval, que es una instancia que te lleva mucha energía, mucha atención y a la que hay que dedicarle mucho tiempo”, dice Font a El Observador antes de la última arenga al conjunto.
El desfile va llegando al final. Se acerca la medianoche y quedan tres murgas por cerrar el desfile: La Guardia Vieja, La Margarita y La Osa Rafaela.
“¡Permiso! Esto es una mugre”, comenta mientras barre una de las mucamas de la murga de Punta del Este. “Hoy cerramos el desfile y aquí está el equipo completo de las mucamas del edificio que va a limpiar todo el desfile”, dice Oscar Funggi.
La Osa Rafaela recorre la avenida levantando papelitos, barriendo brillantina y limpiando las vallas que ahora están vacías. La gente que antes cantaba, gritaba y coreaba los nombres de los conjuntos ya se ha ido. Quedan unos pocos entre las sillas vacías pero los murguistas rompen la distancia con el público y la gente reacciona. “¡Esa es la actitud, muy bien!”, aplaude una señora.
En la avenida 18 de Julio solo quedan sillas vacías, algún perro y restos de serpentinas. Las luces siguen prendidas y un hombre intenta bajar de una silla de plástico con una lata de cerveza en cada mano. “¿Se terminó? Cerramos el desfile nosotros”, le dice a otro que todavía baila al ritmo de una música que ya suena dos cuadras adelante.
El desfile terminó, pero el Carnaval acaba de comenzar. Dios Momo bailó.