Amanda Barroso deambula con su pelo crespo cubierto de una pasta azul en los espacios exteriores de un museo de Rio de Janeiro, convertidos el martes en un salón de belleza a cielo abierto para adoptar un look rubio y celebrar el carnaval.
Bajo el duro sol del mediodía, algunos aguardan que el agua oxigenada haga efecto mientras otros esperan su turno para retocarse un viejo decolorado o blanquearse por completo el cabello e incluso la barba y el bigote.
“El platinado es un símbolo tanto en las favelas como para la autoestima de los negros, porque siempre fue un color negado”, dice Barroso, una iluminadora teatral de 21 años.
PABLO PORCIUNCULA / AFP
Mientras suena funk por los parlantes, algunos se hacen selfis con mechones de papel de aluminio o una toalla sobre los hombros. Otros se refrescan en las 14 piscinas infantiles desarmables instaladas en el lugar como parte de la intervención.
“Decoloración global” es un proyecto de Maxwell Alexandre, un artista plástico y activista que nació y creció en la favela Rocinha, la más grande de Rio.
Funciona como un espacio de experimentación y de encuentro, pero también como una proclama contra la estigmatización de la que son objeto muchos jóvenes en los barrios pobres, explica Alexandre, de 34 años.
PABLO PORCIUNCULA / AFP
La idea nació de su fascinación por la visión de las personas negras con cabello rubio.
“Para mí un negro de pelo rubio siempre fue muy estético, era algo que quería hacer desde muy joven, pero estaba muy asociado con la delincuencia y con las facciones (criminales) en las favelas, por lo que era un poco peligroso”, cuenta a la en medio del alboroto.
Para él, es “una afirmación de libertad frente a cualquier estigma que pueda aprisionar al cuerpo negro”.
PABLO PORCIUNCULA / AFP
“Un ritual de celebración”
El carnaval se apoderó desde la semana pasada de la “cidade maravilhosa”, con actuaciones de decenas de blocos llenando de música las calles, y la expectativa por los desfiles en el Sambódromo el próximo domingo y lunes, cuando los festejos alcanzan su clímax.
La peluquería efímera en la entrada del Museo de Arte de Rio, en el centro de la ciudad, también es una propuesta lúdica, “un ritual de celebración”, dice Alexandre.
Por eso ocurre justo antes del carnaval o de la “reveillon”, cuando los cariocas se vuelcan a las playas de la ciudad para recibir el año nuevo.
La primera experiencia fue en 2019, pero se ha repetido varios años. En alguna oportunidad llegó a decolorar cerca de mil cabezas, según los organizadores.
PABLO PORCIUNCULA / AFP
Luiz Antonio de Nascimento, un funcionario público de 33 años que aprovechó para reforzar el rubio que ya lucía, valora la “oportunidad” de “traer a un espacio de arte una actividad que está muy marginada en otros lugares”.
Mientras el equipo de peluqueros embadurna y lava cabelleras, una señora en sus 70, melena mitad cobriza mitad blanca, pregunta curiosa de qué va el asunto.
Algo le dice que lo que ofrecen gratis acá, a ella le puede servir.
AFP