El futbolista Diego Gurri, de 31 años, jugó varios años con muy buen suceso en Boston River, donde fue compañero de Ronald Araújo, hoy en Barcelona. Luego su carrera prosiguió en Tigre de Argentina, Deportivo La Guaira de Venezuela y Progreso, el último club que defendió en 2022.

En el Apertura 2019, jugando para el Boston, le marcó un gol a Nacional en el Parque Central, en un partido que terminó 2-2.

Luego se le perdió el rastro y reapareció este viernes durante una entrevista radial, en la que contó que estuvo preso durante 10 meses y salió en libertad el domingo pasado.

Diego Gurri en Progreso

“La vida te lleva a tropezar con la piedra y darte de frente contra la pared, pero cuando te querés dar cuenta ya es tarde y estás privado de libertad, sin poder hacer nada; ya tu vida cambió totalmente y no dependés de vos mismo”, contó Gurri en Carve Deportiva.

Agregó: “En un segundo perdí lo que me hacía feliz y era mi vida: el fútbol. No valoraba cuando jugaba al fútbol, que tenía todo lo que quería. Me encontré detrás de las rejas por malos pasos que fui dando sin darme cuenta, o no queriéndolos ver, porque mi familia me lo decía”.

Luego detalló por qué terminó en la cárcel: “Se me vinieron cosas complicadas en la vida, como la separación de la madre de mi hijo y no poder verlo, o la pérdida de un amigo que se suicidó; ahora digo que son excusas, pero en su momento no lo eran. Caí en una depresión. Eran un cumulo de cosas negativas que me nublaron y me llamaron a entrar en las drogas, no busqué la ayuda que tenía que buscar”.

Gurri en Deportivo La Guaira

“Estaba rodeado de gente mala que hasta iba conmigo a las canchas. Me esperaban en el auto para ir a seguir con esa vida horrible”, señaló.

Gurri agregó que dentro de la cárcel “cada día y cada semana no pasa, es eterno, se te termina todo. Me sentí indefenso y sin poder hacer nada, quería cumplir la pena y poder salir. El domingo (28 de abril) salí de prisión”.

Intenté mantener la cabeza enfocada en algo, que me haga bien y que me prepare para el futuro. Lo fui llevando como un centro de alto rendimiento y cada día fui entrenando más, con un profesor amigo que tenía ahí adentro. Hacíamos pesas y circuitos. Ahí adentro hay una selección y pude jugar, me sentí yo”, contó.

El delantero indicó que no quiere retirarse del fútbol: “Hay que afrontar la realidad. Quiero volver a jugar al fútbol, pero también hay que comer y mantener a la familia, que siempre estuvieron conmigo. Estoy con más ganas que nunca. Hay gente buena que se preocupa por uno y hay personas que me están buscando equipo”.

Una de las posibilidades es entrenar con el equipo de la Mutual: “Pensé en hablar con Diego Scotti, que es un gran amigo de la vida, para contarle lo que me pasó y comenzar a entrenar”.

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