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10 de abril de 2024 a las 11:39
Mientras escribo esta edición de Pícnic! el sol brilla en un otoño benevolente que agradezco. Me quedo unos minutos inmóvil y escucho los sonidos de mi casa sin gente (aleluya). Hay una máquina excavadora por ahí, ladridos de perros, si afino la atención oigo los pájaros que siempre están y no siempre escuchamos… Hasta que caen dos notificaciones en el teléfono. Me niego a darme por vencida, pero ya se destruyó el “silencio” que me rodeaba y me daba paz.
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