El presidente de Flamengo, Rodolfo Landim, fue entrevistado este viernes y habló de la importancia que han tenido para su club, las incorporaciones que consiguió.

La ventana intermedia de transferencias de este año, del 10 de julio al 2 de setiembre, será la última de Rodolfo Landim como titular rubronegro.

Con más de 1.000 millones de reales invertidos en refuerzos desde 2019 (unos US$ 200 millones), incluidos 191 millones de reales al inicio de esta temporada, la directiva observa el mercado para decidir nuevos fichajes.

Landim habló con Globoeporte este viernes en una entrevista y sobre todo, hizo un balance de su gestión.

“Solo recordar que a (Nicolás) De la Cruz le pagamos en efectivo porque tuvimos que depositar la multa de 15 millones de euros y, en efectivo, no tuvimos grandes fichajes. Pero trajimos a (Giorgian) De Arrascaeta por 18 millones de euros y a Gabriel por 16,5 millones de euros. Hubo varios jugadores que fichamos del mismo nivel. La diferencia con este (De la Cruz) es que necesitábamos tener efectivo. Los demás los compramos a medias financiados. No habíamos alcanzado el nivel financiero en el que estamos”, indicó Landim.

Su opinión sobre De Arrascaeta

Landim fue consultado acerca de cuál fue la mejor contratación que hizo como presidente de Flamengo.

Así contestó: “Hay varios. Es muy dificil. ¿Quién fue el jugador más importante que tuvimos en 2019? El fútbol es un deporte de equipo. Si tuviera que decirte quién fue mi elegido, el que trabajé más para contratar, fue De Arrascaeta. Había visto a De Arrascaeta sacarnos de dos campeonatos y tenía muchas ganas de traerlo. Pero esos ocho fichajes fueron un enorme éxito. Eran geniales”.

Y añadió: “Es difícil diferenciar uno del otro. Los críticos consideran que el mejor jugador de 2019 fue Bruno Henrique, el ídolo fue Gabriel. Pero lo que jugaron Pablo Marí y Rodrigo Caio fue absurdo. Everton Ribeiro no fue un fichaje, pero tuvo una actuación excepcional. Es difícil seleccionar un jugador. Pero en la que más me involucré en la contratación fue en De Arrascaeta. Este es el error que el presidente tiene derecho a cometer, y si sale mal, es culpa mía. Quería ficharlo porque creía en su fútbol desde hacía mucho tiempo”.

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