Tras los recientes casos de fachadas de edificios grafiteadas en Montevideo, y de la polémica que se ha generado sobre estos ataques a la propiedad privada, El Observador conversó con el artista y muralista Walter Blanco, que fuera representante cultural ante Naciones Unidas, sobre estos incidentes.
– Esto no es nuevo, este movimiento lleva décadas, yo lo he visto en otras ciudades de Centroamérica, en Miami, en Cali, en São Paulo por nombrarte algunas, donde llegan a escalar 15 o 20 pisos para hacer los grafitis. Primero decirte que no es arte muralista. Quienes somos muralistas hacemos un proceso en la elección de la superficie a intervenir: ya sea pública o privada hay una solicitud, se requiere un permiso escrito. Luego hay que elaborar un proyecto artístico, pensarlo, dibujarlo para luego llevarlo a esa escala y medir el impacto. Además la obra artística debe tener un mensaje, debe ser parte de un entorno que complemente, que inspire a quienes pasan y puedan recibir ese mensaje o esa sensación.
En Uruguay hay varios ejemplos de localidades donde el arte muralista tiene un mensaje positivo, por ejemplo 25 de Agosto en Florida donde hay una ruta del arte muralista. El pueblo 19 de Abril en Rocha, donde con el grupo ChafaloteARTE, grupo que integro junto a 30 artistas, logramos un impacto que embellece la localidad y es un valor para la comunidad que habita y para el turista que llega, que disfruta y se emociona con esas creaciones. Volvemos con ChafaloteARTE con una segunda edición incorporando nuevos talentos. Otro lugar; San Gregorio de Polanco en Tacuarembó, museo de cielo abierto, donde hay un obra de José Gallino destacada recientemente como la mejor del mundo. Acá nomás en Pan de Azúcar, hay otro museo a cielo abierto que cumple 30 años y estamos en un proyecto con el alcalde Alejandro Etcheverría, para revalorizarlo y proyectarlo al mundo, pero siempre logrando un impacto positivo en la localidad, en la población y que se convierta en un atractivo turístico.
– ¿Qué piensa de la gente que está enojada por estos grafitis en edificios de Montevideo?
– Es lógico, no es nada grato despertarse en el séptimo piso y ver que alguien ha dejado un garabato en su balcón. Hay que entender la indignación de esa persona que se siente invadida, que siente que se ha violada su intimidad, su seguridad, a título de nada. Solo porque alguien que no respeta al otro, se le ocurre que eso es un expresión artística. No hay que ser decano de la facultad para darse cuenta que quien hace ese grafiti, comete un delito y podría tener sanciones reparatorias. ¿Sabés lo cuesta reparar ese daño, pintar la fachada de un edificio? Miles de dólares, pero además esta intervención no aporta, no embellece, por el contrario afea el edificio y tuguriza el entorno.
– ¿Cómo cree que se puede resolver, sancionando a quienes realizaron esos grafitis?
– No creo que sea suficiente. Los grafitis en Montevideo no son nuevos. Hace años que uno va por 18 de Julio y ve todas las fachadas enchastradas, las persianas grafiteadas, las paradas de ómnibus vandalizadas, carteles comerciales o pareces ensuciadas con aerosol, incluso el pedestal de El Gaucho, obra hecha por el maestro José Luis Zorrilla de San Martín, el padre de China Zorrilla, ha sido vandalizado con unos garabatos. Una obra de arte que el maestro estuvo años trabajando, de una belleza que impacta, un monumento histórico hecho hace 100 años y que alguien invade con un aerosol, es una falta de respeto, que debería avergonzarnos como sociedad.
El tema es mucho más serio, más vasto, y ponerlos presos no resuelve, porque hay un movimiento urbano que copia estos comportamientos internacionales y que hasta el día de hoy se ven en otras ciudades. En como un comportamiento grupal, de tribu, donde tienen sus propios códigos, y esos garabatos, esas expresiones, son un lenguaje comprendido por quienes integran esos grupos. Es un tema más profundo, más para analizar.
– ¿Qué motiva a estos chicos a arriesgar su vida escalando sin protección un edificio?
– Fijate que se exponen a un accidente, a que un vecino, como ya pasó, tenga una reacción violenta. ¿Qué hay detrás de este comportamiento tribal, con su propio lenguaje, con sus reglas y sus códigos? Liderazgo, protesta, sentirse desplazados, no escuchados, enojo, bronca ¿Es solo una moda? ¿Hay una subcultura que convive entre nosotros y no llegamos a verla, y esta es la forma que se hacen visibles? Por eso te decía que es un tema más profundo, y como comportamiento social requiere estudios interdisciplinarios, para saber que está pasando, porque transgreden las normas ¿Qué esta pasando en esa familia? ¿Qué pasa con la educaciòn de esa persona, acá en nuestro país? Tenemos que aprender de ellos y saber como ayudar a encausar ese comportamiento urbano, que hoy es un problema. Ayudarlos a trabajar esas iniciativas, con el aprendizaje de la técnica artística, para que puedan desarrollar su talento para la pintura y que participen en sociedad con una expresión artística propia, que aporte y se convierta en un producto cultural que inspire a otras personas.
La obra artística debe de tener un mensaje, los grafitis realizados en edificios los últimos días en la ciudad de Montevideo representan, creo yo, una expresión que va más a la violación y transgresión de la propiedad privada que el mensaje que esa obra pueda contener. Hay muchos casos en el mundo de intervenciones o grafitis, que son muy bonitos, que son verdaderas obras de arte y que tiene un impacto positivo.