Aunque Uruguay es un estado laico y un 40% de su población se define como no afiliada a ninguna religión, es habitual que incluso entre aquellos no creyentes, cada viernes de la semana de turismo se despega el consumo de pescado, dada la tradición católica que marca que no se consumen carnes rojas durante el Viernes Santo.

La Semana Santa es una de las fechas más importantes en el calendario de la Iglesia Católica. Durante la semana se recuerda la Pasión de Cristo: la entrada de Jesús a Jerusalén, la última cena, el Viacrucis, la muerte de Cristo y su resurrección al tercer día, el domingo de Pascua.

El Viernes Santo se conmemora la crucifixión y la muerte de Cristo, por lo que representa un día de reflexión y penitencia para la tradición cristiana. Para algunos la abstención del consumo de carne es parte de la Cuaresma, que comienza con el Miércoles de Ceniza (seis semanas antes del Viernes Santo).

Según el Código de Derecho Canónico, “todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal”, mientras que “ayuno y abstinencia se guardarán el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo”.

Es por ese motivo que muchos cristianos optan por comer pescado en lugar de carne roja, lo que se ha transformado en una tradición a lo largo de los años. En Uruguay es el momento en el que se produce la mayor demanda e ingesta anual de productos de la pesca.

El motivo esencial de no comer carne es el de privarse de algo, como un modo de sacrificarse como lo hizo Jesús en la cruz, según la religión cristiana, lo que en Uruguay resuena particularmente por el lugar preponderante que la carne (sobre todo la vacuna) ocupa en la dieta cotidiana.

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