La relación de inquilinos y propietarios es uno de los vínculos más conocidos y longevos que mueven el mercado inmobiliario. El acuerdo entre ambas partes queda pactado en un contrato, donde el arrendador transfiere el uso de un inmueble por un tiempo determinado al arrendatario, el cual realiza una contraprestación del tipo económica.
De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística, hasta el mes de setiembre hubo 85.348 contratos de alquiler vigentes en Uruguay, de los cuales el 77,36% (o sea 66.024) fueron pertenecientes a la ciudad de Montevideo, 11,62% de Canelones, seguido por San José (1,90%), Maldonado (1,58%), Paysandú (1,33%) y Colonia (1,24%).
En este intercambio, ambas partes tienen derechos y obligaciones, pero también expectativas y preferencias para con el otro. En este artículo vamos a develar algunas inquietudes que aquejan a ambas partes a la hora de iniciar esta relación contractual.
Inquietudes de inquilinos:
Como primer punto importante está la respuesta del propietario o de la inmobiliaria. Luego de ya instalados, lo ideal es que no surjan sorpresas en el inmueble; una humedad imprevista, el mal funcionamiento de un aparato, o encontrar malas condiciones estructurales que no deberían estar ahí. En caso de que así suceda, la rápida respuesta y el compromiso del propietario en solucionar la situación es algo que se valora y mucho.
En un mercado dinámico donde la oferta y demanda crecen de forma constante, negociar un precio justo aparece en la lista de inquietudes de los futuros residentes. Debido a los altos precios que está experimentando el mercado de alquileres, sobre todo en Montevideo, dar con el precio indicado es más que necesario para dar el sí.
Hablando se entiende la gente y si es claro mejor. Tener una comunicación clara y efectiva con el propietario o el agente inmobiliario aparece como un punto a destacar. Para el inquilino, hablar con la verdad y establecer un contrato transparente sin “letra chica” es primordial para lograr un buen relacionamiento a largo plazo.
Desconocer las desventajas del inmueble es también un asunto que se manifiesta como una inquietud. Esto refiere no solo a la unidad, sino también al edificio o vecindad, la situación del barrio, las condiciones edilicias, la seguridad, el estado real del equipamiento, entre otros.
Inquietudes de propietarios:
La falta de pago es el punto más importante a destacar para el arrendador. El incumplimiento o atraso en el pago del alquiler es lo que más aflige, porque acarrea una situación incómoda que se puede transformar en compleja y desgastante, poniendo en peligro la continuidad del contrato. En el peor de los escenarios está la ocupación ilegal de la vivienda, posiblemente el mayor terror de los propietarios.
El incumpliendo de contrato es otra de las preocupaciones más nombradas. Si bien la morosidad mencionada en el punto anterior es un incumplimiento, existen otras cláusulas que el inquilino puede infringir, llevando a conflictos de relacionamiento y hasta legales, como el subarrendamiento de la unidad, tener actividades ilícitas, o simplemente quebrantar las reglas de convivencia.
El deterioro o desmejora de la vivienda es otra preocupación del propietario. Si bien el uso del inmueble conlleva un desgaste natural y esperado por parte del inquilino, el mal uso de la unidad, la falta de higiene, o un empleo irresponsable puede llevar a que la propiedad se estropee a un ritmo acelerado.
Las reformas sin autorización representan otro de los puntos agobiantes. Los inquilinos no pueden realizar obras sin el consentimiento expreso del propietario. Sin embargo, hay casos en que estas atribuciones se toman de forma arbitraria con modificaciones en el inmueble sin dicho permiso.
La garantía
Para solucionar gran parte de estos temores, lo habitual es que los propietarios exijan a sus inquilinos una garantía, ya sea una suma de dinero o adquirir un seguro de alquiler. Es una capa de seguridad financiera y cubre posibles pérdidas derivadas de la falta de pago de alquiler o daños a la propiedad. En última instancia, contar con una garantía de alquiler establece un marco sólido para el cumplimiento de las obligaciones contractuales y contribuye a un proceso de arrendamiento más seguro y sin complicaciones.