A Robert Silva no le gusta perder. Con un estrecho vínculo con la educación pública desde chico, suele en política desafiar a las mayorías y salir victorioso de la carrera. Para estas elecciones, se tiene fe. En las próximas internas representará al grupo Ciudadanos al que Ernesto Talvi había dejado huérfano e intentará la difícil tarea de devolver el poder al Partido Colorado luego de veinte años en el llano. Silva, quien de chico vivió en una pensión y luego en una escuela, afirmó que dos de sus principales objetivos son fortalecer a su colectividad y trabajar “fuertemente para mantener la coalición de gobierno”.  Sobre la actitud que asumirá en la campaña, dijo: “De mí nunca van a encontrar una agresión, un insulto, una mentira o generar una estratagema para perjudicar un candidato. Nunca lo voy a hacer, porque no lo comparto y no es la forma de proceder ética y honestamente. Sí van a encontrar un apasionado por poner en evidencia los argumentos de las decisiones, los argumentos de las propuestas que uno lleve adelante”.

En el marco de los almuerzos de precandidatos en La Casa Violeta, Silva optó por comer muy liviano, solamente una ensalada, y cerró la conversación con un panqueque con helado de crema. Compartimos parte de la entrevista.

Nacido y criado por madre y abuela, ambas maestras rurales, tu vínculo con la educación podría decirse que viene desde la cuna.

Tal cual.  Soy hijo de maestra rural y nieto de maestra. Mi madre comenzó a trabajar en escuelas rurales, luego se fue a San Gregorio y allí viví mis primeros cinco  años. Literalmente llegué a vivir en la escuela. Mis 24 horas eran en una escuela. Primero vivimos en una pensión y luego la directora nos habilitó un depósito de la escuela y nos quedamos allí. Estudiaba, comía, me bañaba y dormía en la escuela.

¿El liceo?

Mi madre consiguió una beca y fui hasta 5 año becado al Colegio Jesuita San Javier en Tacuarembó. Luego hice 6to de bachillerato en el liceo departamental de Tacuarembó y después estudié en la universidad pública. Me recibí de profesor en el Instituto Normal de Enseñanza Técnica, público también.

 

Inés Guimaraens

 

En la universidad empezaste la militancia en un grupo minoritario.

Nosotros en la Facultad de Derecho logramos ganarle a la FEUU. Cuando me retiré como consejero electo votado por mis compañeros, llegamos a ser el 52% de los estudiantes de la Facultad de Derecho y obtuvimos tres cargos. El Foro Universitario fue una demostración que militando, trabajando, estando todos los días se puede. Recuerdo que era consejero y en el Consejo se aprobaban los calendarios de exámenes, yo arrancaba la hoja y antes que bedelía, la publicábamos en la cartelera del Foro Universitario. Esas acciones nos pusieron al lado de los estudiantes y logramos trascender, como creo que debe ser en la vida en general, lograr trascender las estructuras o los esquemas de algo: votar proyecto o votar personas.

Toda esa militancia estudiantil ¿ayudó para negociar con Fenapes?

Creo que la fuerza de las convicciones es un gran aliado cuando uno tiene que trabajar o estar en escenarios complejos en donde los interlocutores pueden tener cierto grado de intransigencia. La convicción te da la posibilidad de argumentar firmemente lo que es tu visión, hacia dónde hay que ir y qué decisiones hay que tomar. Ante la oposición o la adversidad, te recreás para salir adelante. Lo que me facilitó mucho en todo este ámbito educativo es que lo conozco, no me lo vienen a contar. Empecé a militar joven, integré el gremio de la facultad de derecho, integré el cogobierno universitario, luego fui electo consejero, conozco toda la parte administrativa, fui secretario general tres períodos. Conozco y eso también me da una ventaja, para además entender que no es lo mismo dialogar con un sindicato de la educación, por ejemplo el que tiene que ver con magisterio, que dialogar con Fenapes. Eso te permite actuar distinto.

Inés Guimaraens

 

 

¿Te afecta distinto también?

En toda la actividad de gobierno, uno puede sentir por el mandato gubernamental, que hay  muchas oposiciones que no son justas. Eso lo viví muy de cerca con Germán Rama. Al “profe” le dije que el tiempo iba a hacer justicia con él. Y allí aprendí que las agujas del reloj son aliados. En lo que hace a la política de gobierno, a las acciones que uno toma en el gobierno, las agujas del reloj van demostrando que muchas cosas que se dijeron  no son ciertas, porque los efectos que se anunciaron no se concretaron y se fue haciendo justicia.

¿Rama vivió esa justicia?

No totalmente. Porque lo que le pasó también fue que los gobiernos sucesivos lo alejaron, lo condenaron al ostracismo. Creo que la justicia llega, pero a veces llega tarde. Si te ponés a pensar cuáles son los argumentos de la oposición con respecto a la educación empiezan: la mercantilización, la subordinación al mundo del trabajo, las competencias que hacen que la educación quede sometida a los organismos internacionales, al imperialismo extranjero que viene a conquistar y a hacer súbditos para los grandes intereses internacionales, etc. Eso decían contra la reforma de Rama. Decían que se privatizaba la educación y con el correr del tiempo uno se dio cuenta que esa reforma una de las cosas fundamentales que hizo fue fortalecer la educación pública. Y esta transformación educativa lo que hace justamente es poner a la educación en la carretera del siglo XXI, darle oportunidades a todos pero en particular a los que menos tienen, fortaleciendo la educación pública. Y soy un convencido de eso.

¿Falló el mensaje en el caso de la reforma de la educación, donde previo a su aplicación  se comenzó a hablar del fin de la astronomía, de la eliminación de la filosofía, etc?

Bueno, creo que nosotros debimos haber comunicado un poco mejor todo el proceso de transformación. Fuimos ingenuos, caímos en la trampa de personas que en el ámbito educativo actúan por intereses corporativos, ideológicos, filosóficos, ortodoxos y que en realidad dicen que defienden la educación pero lo que menos le importa es la educación. Tomaron documentos preliminares y comenzaron a trabajar con ellos. Además con infidencias dentro del propio Codicen. Allí arrancaron las mentiras como que desaparece filosofía, desaparece astronomía, desaparece economía, todo eso con el tiempo queda claro que es mentira. Creo que fuimos algo ingenuos en pensar que podíamos trabajar colaborativamente con algunos sectores que lamentablemente están tras intereses personales y corporativos, muchos de ellos están por fuera de la educación.

Inés Guimaraens

 

¿Desde cuándo estás en el Partido Colorado?

Soy militante del Partido Colorado desde los 12 años, siempre estuve en el llano. Llegué a las funciones públicas porque me ofrecieron a partir de mi militancia. Soy absolutamente colorado, batllista y socialdemócrata. Creo fuertemente en esta sociedad que generó el batllismo y el Partido Colorado. Ahora asumo la responsabilidad con dos propósitos: número uno, trabajar para fortalecer al Partido Colorado y y dos, trabajar fuertemente para mantener la coalición de gobierno. 
Tengo un convencimiento tal que renuncié a lo más preciado que tenía en materia personal que es haber llegado luego de tanto esfuerzo a la presidencia del Codicen.

¿Cómo manejaste esta decisión de la precandidatura con tu familia?

Lo conversé con la familia y es una decisión que tomé, compleja. Si demoré además en decidirlo, es porque mi familia padeció y sufrió las consecuencias de un obrar que no nos caracteriza como sociedad, como fue la agresión en el Cerro, el ataque del termo, el enchastre en la fachada de mi casa… todo eso me jugó en contra. Si hay algo que me motivó, es que creo que la transformación educativa, y otras transformaciones tienen que seguir adelante y tienen que continuar su desarrollo. El país no puede volver atrás. Trabajé por mis convicciones en lo profesional y en lo personal. Si yo no hubiese sido tenaz junto a mi familia y equipos de trabajo en los distintos ámbitos que tuve, no hubiese logrado cosas. Entonces, las estoy logrando, las logré y ahora tengo las ganas de estar acá para concretar un proyecto país que le pueda dar a la gente muchas más oportunidades de las que tiene.

¿En qué está centrado tu discurso de campaña?

Lo que estoy haciendo es decir: “bueno mire, vamos a imaginarnos el Uruguay que queremos, ¿cuál es el problema que tiene el Uruguay?”. El problema que tiene el Uruguay es que necesita dar de una vez por todas el salto al desarrollo. Y para dar el salto al desarrollo tiene que crecer, tiene que tener una estrategia de crecimiento. Tenemos la base, pero tenemos que hacer más transformaciones. No basta solo con la transformación educativa. Soy un convencido de que en este mundo hay que trabajar por la ciencia, le tecnología, la innovación, pero con un matiz que es fundamental: en diálogo y al servicio de las necesidades país y del sector productivo. Porque allí se produce un ecosistema positivo, en donde se genera innovación, impacta positivamente en el sector productivo, el sector productivo genera recursos que alimentan y financian la investigación para generar conocimiento. Entonces hay que estrechar el vínculo entre lo académico y lo productivo de un país para aumentar la producción.

¿Y eso cómo se ejecuta?

Tenemos que ser mucho más proactivos en la búsqueda de inversiones. Necesitamos producir más, abrir el país, colocar nuestros productos y generar inversiones. Todo eso es un ecosistema que tiene un impacto en la vida de la gente, tiene un impacto en el trabajo. Tiene que haber más políticas públicas relacionadas con el sector privado. Entonces: más educación, ciencia y tecnología que apuesten a la innovación en el diálogo con el sector productivo, apertura de mercados a través de relaciones nuevas y mejores y nuevas inversiones. Todo esto con algo transversal que hizo que yo esté acá: políticas sociales.  Este país tiene que recuperar el gran tema de esas políticas sociales, que a los que estábamos en una situación de desventaja nos agarró y nos dijo “compita, venga”. Nosotros no queremos la lucha de clases, pero sí sabemos que esta sociedad genera desventajas. Creemos mucho en la solidaridad responsable, de un Estado que como herramienta e instrumento proporciona salidas.

Inés Guimaraens

 

¿Qué debería comunicarse en esta etapa para, como dijiste, sostener otro gobierno de coalición?

Hay que plantear un mensaje a la ciudadanía en donde hay una gran disyuntiva en las próximas elecciones. El Frente Amplio claramente es volver al pasado. La coalición de gobierno tiene que posicionarse en la perspectiva de avanzar hacia el futuro, de presentar en base a lo que se ha hecho, dónde se quiere llegar, cuáles son las cosas que se van a hacer y cómo se van a hacer.

La inversión en infraestructura vial que hay es histórica, la cantidad de puentes hechos, doble vías, etc. Eso impacta en la productividad, en la seguridad y en la vida de las personas. En esto hay que poner el acento, en las cosas que se lograron.

Logramos la transformación educativa, logramos la recuperación del salario, logramos generar 93 mil puestos de trabajo nuevos. Esa es la lógica, mostrar todas las cosas positivas que se lograron y también mostrar los desafíos que tenemos, por ejemplo en seguridad.

El tema de la seguridad no parece estar del todo resuelto.

Tenemos que mostrar mucha dureza en el combate al narcotráfico, es un problema severo del país.  Hay varias estrategias de intervención, una en lo que tiene que ver con lo preventivo, es muy importante eso. Hay que trabajar mucho en la rehabilitación de las personas que padecen situaciones de consumo, en trabajo muy articulado con la sociedad civil.

Soy un convencido de que en estas problemáticas sociales, hay que abrirle la puerta a la sociedad civil organizada. Lo digo porque veo la gran experiencia que tiene Uruguay que son los Caif, donde el estado pone recursos, la sociedad se organiza y se pueden atender a miles de niños.

Otro tema importante es la represión al narcotráfico, en el marco de lo que la legislación establece, es decir la penalización a la comercialización a determinadas sustancias, que son en definitiva las que están hoy generando los problemas.

Inés Guimaraens

 

¿Cómo entendés que va a ser la campaña?

De mí nunca van a encontrar una agresión, un insulto, una mentira o generar una estratagema para perjudicar un candidato. Nunca lo voy a hacer, porque no lo comparto y no es la forma de proceder ética y honestamente.  Sí van a encontrar un apasionado por poner en evidencia los argumentos de las decisiones, los argumentos de las propuestas que uno lleve adelante. Esta campaña electoral tiene que dar cabida a las propuestas efectivas y dejar de lado las frases bonitas: “una educación de calidad para todos y para todas”, bueno ¿cómo lo van a hacer? o “vamos a disminuir la pobreza infantil”, también digan cómo. No basta con los enunciados. En los candidatos está la responsabilidad de exponer nuestras propuestas con base y exigir lo mismo a los otros. Dicen que van a cambiar la ley de inversiones, bueno, cuenten de qué se trata. Dicen que van a dejar sin efecto la transformación educativa, bueno ¿cuál es el argumento?, ¿por qué se va hacer? porque ya lo hicieron, teníamos la reforma liderada por Rama y dieron marcha atrás, desarmaron el plan de ciclo básico, destruyeron los bachilleratos, destruyeron los centros regionales de profesores poniendo un plan montevideano que fue un desastre. ¿Eso nosotros vamos a permitirlo como país? Por eso digo que la gente tiene que conocer los argumentos de cada uno y saber cómo lo vamos a hacer.

¿Cómo es el vínculo con los otros precandidatos del Partido Colorado?

Con matices, hay algún precandidato que tiene alguna posición más crítica respecto al funcionamiento de la coalición, otros que no tanto, y algunos que decimos que estamos de acuerdo con la coalición, que ha funcionado bien; nació con partida de defunción, sin embargo, funcionó. Nosotros lo que tenemos que hacer es mejorarla. Tenemos nuestro primer gobierno de coalición y en el segundo hay que tomar nota de lo que funcionó y lo que no funcionó mejorarlo. En lo personal creo que hay que institucionalizar un funcionamiento más orgánico.

 

Inés Guimaraens

 

Y si ganás la interna ¿qué viene después?

Yo salgo a la cancha a ganar, lo dije desde el primer momento, nunca en mi vida he salido a jugar un partido de lo que sea, con mentalidad de empate: salgo a ganar. Aquí pasa lo mismo. Queremos con el equipo ganar las elecciones internas para iniciar un proceso de recuperación del Partido Colorado. Lo segundo por lo cual entro con esa mentalidad ganadora es porque tenemos que ganar las elecciones. No solo que gane la coalición, sino que nosotros queremos liderar la coalición. No es fácil, pero el Partido Colorado ya comenzó a repuntar en las encuestas y creo que es la demostración de que hay mucha gente que puede elegir votar proyectos, personas. Eso vamos a pedirle a las personas: que nos den una oportunidad, que crea en nuestro proyecto. La única batalla que se pierde es la que no se da y nosotros vamos a dar la batalla, tenemos un excelente equipo, un gran proyecto y tenemos otra cosa: el coraje de tomar las decisiones. En este Uruguay de los medios pelos, de las medias tintas, donde mucha gente lo que quiere es quedar bien con otros. Cuando uno llega a un lugar tiene que hacerlo con coraje y asumir las responsabilidades. Eso me pasó cuando con el presidente de la república, con el Ministerio de Educación, fuimos a hablar, golpeamos la puerta y dijimos “hay que abrir las escuelas” y todo el mundo dijo que era una locura, e insistimos y lo hicimos, y hoy todos miran y dicen “qué bien Uruguay”, porque en Uruguay se potencia mucho más la decisión de abrir las escuelas porque es el que estaba mejor en tecnología, con las computadoras de Ceibal, las plataformas, la conectividad y abrimos las escuelas igual. Tomamos la decisión y asumimos la responsabilidad de las decisiones. Porque cuando uno llega a un cargo de gobierno, lo tiene que hacer con el coraje y la convicción de que llega a cambiar decisiones, sabiendo además que es muy difícil complacer a todos, siempre va a ver alguno desconforme o que no esté de acuerdo. Nosotros tenemos equipo, vamos a tener un excelente proyecto y tenemos la fuerza de la convicción demostrada en nuestro accionar, de que tenemos la capacidad de tomar las decisiones que hay que tomar cuando hay que tomarlas.

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