Haití continúa sumido en una nueva espiral de violencia luego de que la noche del sábado pandilleros fuertemente armados facilitaran una fuga masiva de reclusos y exigieran la renuncia del primer ministro del país, Ariel Henry.

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Una mujer que huyó de su casa en medio de la violencia mira desde detrás de una valla en una escuela que se utiliza como refugio en Puerto Príncipe.

Según un comunicado del gobierno, dos prisiones -una en Puerto Príncipe, la capital del país, y otra en la comuna vecina de Croix des Bouquets- fueron tomadas durante el fin de semana.

En respuesta, se impuso un toque de queda nocturno que comenzó el domingo a las 20:00 hora local (01:00 GMT del lunes).

En declaraciones a la BBC desde Haití, Serge Dalexis, del Comité Internacional de Rescate, aseguró que desde el viernes muchas comisarías policiales estaban bajo control de las pandillas y que “muchos policías fueron asesinados durante el fin de semana”.

Esto habría distraído a las autoridades y facilitado el asalto coordinado a las prisiones.

Diego Da Rin, experto en Haití del International Crisis Group, le dice a BBC Mundo que la crisis se ha acentuado debido a que pandillas que hasta hace poco eran rivales han unido sus fuerzas.

Este martes, las escuelas y muchos negocios en la capital permanecen cerrados y hay informes de saqueos en algunos barrios.

“La ciudadanía está aterrorizada, pese a que el líder pandillero Jimmy Chérizier le dijo a la gente que no tuviera miedo cuando viera a sus grupos con armas, que sólo querían tumbar al gobierno y no hacerle daño a la población civil”, explica Da Rin.

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La violencia llegó hasta las inmediaciones del aeropuerto de Puerto Príncipe.

El lunes, un grupo de pandilleros fuertemente armados intentó tomar el control del Aeropuerto Internacional Toussaint Louverture, el más grande del país, intercambiando disparos con policías y soldados.

Según la oficina de inmigración de Naciones Unidas, al menos 15.000 personas han huido de sus hogares desde el fin de semana debido a las acciones de violencia.

“Las bandas armadas nos obligaron a abandonar nuestras casas. Destruyeron nuestros hogares y (ahora) estamos en la calle”, le dijo Nicolas a la agencia Reuters.

Desde que abandonó su hogar, ahora vive en un campamento, en donde, según dice, se siente como un animal.

Pero ¿cómo llegó Haití a tales niveles de violencia y anarquía?

1. Vacío de poder

Haití, el país más pobre de las Américas, lleva años inmerso en agudas crisis políticas, económicas, de salud y de seguridad que han sido el combustible de la creciente violencia y paralización que lo atenazan.

A lo largo de su historia, las pandillas han jugado un papel importante en la sociedad haitiana, pero la violencia alcanzó un nivel cumbre con el asesinato del presidente Jovenel Moïse el 7 de julio de 2021.

Moïse fue asesinado a tiros por un grupo de mercenarios colombianos en su casa en las afueras de Puerto Príncipe y hasta la fecha no se ha determinado quién ordenó el magnicidio.

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El presidente Jovenel Moïse fue asesinado en su propia residencia el 7 de julio de 2021.

El vacío de poder creado por aquel evento les ha permitido a las pandillas tomar cada vez más territorio e influencia.

Se estima que las pandillas en Haití han obtenido el control de aproximadamente el 80% de Puerto Príncipe en los últimos años.

Aparte de la falta de presidente, el país no ha celebrado elecciones parlamentarias ni generales desde 2019 y ya no hay funcionarios electos, pues el mandato de los anteriores se agotó.

Desde el asesinato de Moïse, el país está gobernado por el primer ministro, Ariel Henry, quien es cada vez más impopular.

“Por eso, las pandillas, que hasta hace poco eran rivales, están llevando a cabo ataques coordinados desde hace seis días”, le dice Da Rin, del International Crisis Group, a BBC Mundo.

“Han unido sus fuerzas y han creado una especie de frente unido para atacar infraestructura crítica e instituciones del Estado. Quieren demostrar que tienen la capacidad de poner al Estado de rodillas“, añade.

Jimmy Chérizier, conocido como “Barbecue”, es cabecilla de una de las pandillas más poderosas -la G-9 y Familia (G-9 an fanmi)- detrás de la violencia en Haití.

Barbecue se ha opuesto al primer ministro Henry desde el principio y el 1 de marzo dijo que seguiría luchando “tanto como sea necesario”.

Tanto él como sus aliados exigen la renuncia de Henry, quien tras la muerte de Moïse tomó el mandó del país sin convocar las elecciones prometidas.

“Pedimos a la Policía Nacional de Haití y al ejército que asuman su responsabilidad y arresten a Ariel Henry. Una vez más, la población no es nuestro enemigo; los grupos armados no son sus enemigos”, dijo Chérizier mediante un mensaje en redes sociales.

Según Da Rin, las pandillas se han convertido cada vez más en las autoridades de facto en las zonas que controlan.

“Las pandillas se están aprovechando de la impopularidad del gobierno de Ariel Henry”, añade.

2. Viaje del primer ministro a Kenia

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Ariel Henry se desempeña como primer ministro de Haití desde 2021; el puesto de presidente sigue vacante.

Según analistas, la escalada de violencia actual tiene como objetivo derrocar a Henry.

De hecho, el inicio de los ataques coordinados de las pandillas coincidió con el día en que el primer ministro llegó a Nairobi, la capital de Kenia.

Henry viajó al país africano la semana pasada para firmar un acuerdo sobre el despliegue de una fuerza policial multinacional para ayudar a combatir la violencia de las pandillas que ha alcanzado niveles sin precedentes.

El año pasado Kenia se ofreció como voluntaria para liderar dicha fuerza multinacional, pero el Tribunal Superior de Kenia retrasó el plan.

Un juez argumentó que el despliegue sería ilegal ya que el Consejo de Seguridad del país africano carece de autoridad legal para enviar policías fuera de Kenia.

Ekuru Aukot, abogado constitucionalista y uno de los peticionarios que llevó el asunto ante el tribunal de Kenia, expuso en X (antigua Twitter) que la firma del acuerdo entre el primer ministro haitiano y el presidente de Kenia, William Ruto, era engañosa.

“Esta semana, nuestro presidente, William Ruto, supuestamente firmó un acuerdo falso con el primer ministro impostor de Haití, Ariel Henry, para desplegar 1.000 agentes de policía en Haití para ‘llevar ley y orden'”, escribió.

“Los estadounidenses, los franceses, los canadienses y los brasileños, que cuentan con fuerzas más poderosas, ya estuvieron allí y fueron ‘berbecuados’. ¿Qué magia hará Kenia en Haití cuando ni podemos lidiar con los ladrones de ganado en el norte de Kenia?”, planteó.

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La población apenas sale a las calles de Puerto Príncipe estos días.

El gobierno de Kenia no ha comentado sobre el paradero de Henry desde el viernes.

En Haití, el posible despliegue ha recibido reacciones encontradas por parte de las personas que han sufrido a manos de las pandillas.

Laurent Uwumuremyi, director nacional de Mercy Corps, le dijo a la BBC que la misión tenía el potencial de facilitar el acceso a la infraestructura pública y abordar la crisis humanitaria.

Sin embargo, añadió que algunos miembros de la comunidad alegan que Haití no necesita intervenciones externas y que ven el plan como una pérdida de dinero y tiempo.

3. El poder de las pandillas

El asalto de las dos prisiones más grandes de la nación caribeña acabó con la liberación de unos 3.700 reclusos.

El domingo las puertas de la prisión todavía estaban abiertas y no había señales de agentes, informó la agencia de noticias Reuters.

Tres reclusos que intentaron huir yacían muertos en el patio, según la misma fuente.

Sólo unos 100 prisioneros permanecían en sus celdas de la Penitenciaría Nacional, dijeron funcionarios del centro.

Entre los que se quedaron se encontraban 17 exsoldados colombianos sospechosos de haber llevado a cabo el asesinato del presidente Moïse.

Analistas sugieren que los últimos acontecimientos en el país caribeño disipan las dudas de que las pandillas cada vez tienen más poder que las fuerzas estatales.

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Sólo 100 de cerca de 3.800 reclusos de la Penitenciaría Nacional todavía estaban dentro de las instalaciones luego de que un grupo de pandilleros tomaron el centro la noche del 2 de marzo.

Según cifras de 2023, la policía nacional de Haití sólo cuenta con 9.000 agentes en servicio activo en un país de 11,5 millones de habitantes.

Estimaciones de la ONU sugieren que necesitan alrededor de 26.000.

Mientras tanto, según un informe de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional publicado en octubre de 2022, en Haití existen actualmente unas 200 pandillas, y 95 de ellas tienen sede en Puerto Príncipe.

El Comité Internacional de la Cruz Roja le dijo a la BBC que para poder entregar ayuda humanitaria su personal ha tenido que hablar con cientos de pandilleros.

Según el Comité Internacional de Rescate, la situación de seguridad en Haití ha provocado que los grupos de ayuda detengan su trabajo en el país.

* Con información adicional de Vanessa Buschschlüter.

BBC

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