entre los que destaca una acusación de agresión sexual y denuncias de corrupción que podrían hacer descarrilar sus ambiciones políticas.
El FBI y la fiscalía local investigan si una constructora neoyorquina, supuestamente vinculada al gobierno turco, utilizó testaferros para donar dinero a la campaña electoral de Adams, que asumió el cargo en 2022.
Otrora visto como posible aspirante presidencial por el Partido Demócrata, el segundo alcalde negro de Nueva York lucha ahora por su supervivencia política.
El ex gobernador del estado de Nueva York Andrew Cuomo, que dimitió en 2021 en medio de acusaciones de conducta sexual inapropiada, ha sugerido a sus aliados que podría aspirar a la alcaldía si Adams se ve desbordado por el escándalo, informó el medio Politico.
La posición de Adams en las encuestas se ha desplomado a medida que ha buscado recortes presupuestarios, incluido el cierre de bibliotecas los domingos, que achaca al desvío de fondos para hacer frente a la afluencia sin precedentes de inmigrantes a la ciudad.
La ciudad también se enfrenta a precios estratosféricos de los alquileres, la comida y el ocio.
Pero la encuestadora Mary Snow, que en un sondeo reciente descubrió que sólo el 28% de los neoyorquinos aprueba la gestión de Adams, no descarta sus posibilidades de reelección.
“La historia nos demuestra que es posible que el alcalde Adams supere el 28% de aprobación de su trabajo”, afirma.
“En 2003, el ex alcalde Mike Bloomberg recibió un 31 por ciento de aprobación de su trabajo, y ganó dos mandatos más”, afirma la encuestadora.
Los adversarios de Adams han reaccionado con cautela ante la denuncia de agresión sexual, presentada en el último momento al amparo de una ley especial de la ciudad que permitía durante un año hasta noviembre pasado, presentar demandas civiles por casos expirados.
La denunciante acusó a Adams de agresión sexual, lesiones y discriminación laboral por razón de género y sexo en 1993.
“No recuerdo haber conocido a esta persona. Nunca haría daño a nadie en esa magnitud”, dijo el alcalde a la prensa.
Adams es objeto de otra investigación sobre el origen de los fondos para su campaña a la alcaldía de Nueva York, que busca determinar si recibió dinero del gobierno de Turquía.
Eric Leroy Adams, de 63 años, criado por una madre soltera, realizó su carrera en la policía neoyorquina, de la que fue capitán, antes de entrar en la política local con el Partido Demócrata. Fue legislador estatal y presidente del distrito neoyorquino de Brooklyn antes de ser electo alcalde en 1985 de la metrópoli de 8,5 millones de personas.
Adams ha convertido la inmigración en el punto central de su campaña política, atacando al gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, por trasladar en autobuses a los inmigrantes de la frontera sur a la ciudad y al gobierno federal que parece ignorar sus pedidos de ayuda.
Adams le dijo a los medios que el atractivo de Nueva York para los inmigrantes recién llegados se debía a que era “víctima de su propio éxito”.
Pero los recursos de la ciudad han llegado al límite, a pesar de un puñado de medidas destinadas a frenar el flujo migratorio, y una política para desalojar a los inmigrantes con niños de los refugios de la ciudad después de 60 días provocó la indignación de los activistas.
El profesor de política de la Universidad de Columbia Robert Shapiro dice que “aunque puede ser una oportunidad para que Adams muestre su temple al enfrentarse al gobernador de Texas y a otros, sin el apoyo financiero estatal y federal y de otro tipo, este asunto puede pasarle una gran factura política”.
“Creo que este asunto y la corrupción en el frente de la financiación de las campañas pueden pasarle factura políticamente”, asegura a la AFP.
Snow, la encuestadora, advirtió que “hay un alto nivel de preocupación entre los votantes de que la ciudad de Nueva York no sea capaz de acomodar la afluencia de inmigrantes”.
“Sólo el 26% de los votantes aprueba la forma en que está gestionando la crisis”.
Sin embargo, el inicio del año ha lanzado a Adams una especie de salvavidas tras conocerse que la ciudad se beneficiará de un superávit presupuestario de US$ 2.600 millones en 2024, lo que podría atenuar la necesidad de aplicar recortes drásticos en servicios esenciales como la seguridad.
(Con información de AFP)