Una delegación de Israel encabezada por el jefe del Mosad, David Barnea, viaja este viernes a París, según medios israelíes, para tratar de negociar una tregua con Hamás en Gaza, sumida en una situación humanitaria desesperada con incesantes bombardeos.

El ejército israelí bombardeó anoche las ciudades de Jan Yunis y Rafah, en el extremo sur del estrecho territorio palestino, gobernado por Hamás desde 2007, según un periodista de la agencia de noticias AFP. La guerra ya provocó 29.514 muertos en Gaza, en su mayoría civiles.

En noviembre, una tregua de una semana permitió liberar a más de 100 rehenes capturados por Hamás durante su asalto en territorio israelí, a cambio de la excarcelación de 240 palestinos presos en Israel.

Desde entonces, los mediadores internacionales tratan de acordar un nuevo cese el fuego para liberar a los demás rehenes, y autorizar la entrada de ayuda humanitaria. Aún quedan 130 rehenes en Gaza y 30 de ellos habrían muerto, según Israel.

Barnea viaja con Ronen Bar, jefe del Shin Bet, el servicio de seguridad interior, y tienen previsto “desbloquear” las conversaciones en la capital francesa. El viaje se produce al día siguiente de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, propusiera un plan para el futuro de Gaza.

El proyecto plantea que el territorio sea gobernado por “funcionarios locales” sin vínculos “con países o entidades que apoyan el terrorismo”, que el ejército pueda operar en Gaza para “evitar cualquier resurgimiento de la actividad terrorista” y crear una “zona tapón” para asegurar “la seguridad” del Estado hebreo, según The Times of Israel.

La Autoridad Palestina, en el poder en Cisjordania, se opuso tajantemente al plan. “Si el mundo quiere seguridad y estabilidad en la región, debe poner fin a la ocupación israelí de los territorios palestinos y reconocer el Estado palestino independiente con Jerusalén como capital”, dijo Abu Rudeineh, portavoz de Mahmud Abás, que administra este territorio palestino ocupado por Israel desde 1967.

Netanyahu dice que el objetivo de la campaña militar es “aniquilar” a Hamás. También prevé desmantelar la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA). Israel acusó a 12 de sus empleados de estar involucrados en el ataque del 7 de octubre.

La ONU desvinculó inmediatamente a los trabajadores acusados e inició una investigación interna. El director de la agencia, Philippe Lazzarini, advirtió el jueves que la UNRWA está en “un punto de quiebre” después de que 16 países suspendieran su financiación.

La agencia es esencial para la asistencia humanitaria de millones de palestinos, muchos de los cuales sobreviven actualmente en Gaza sin agua, comida, medicamentos o combustible, debido al asedio israelí.

“Incluso los animales viven mejor que nosotros”, denunció Zarifa Hamad, una desplazada de 62 años, en el campo de refugiados de Jabalia, en el norte de Gaza.

Una fuente de Hamás afirmó que, a finales de enero, las partes en conflicto analizaron en París un plan para una tregua de seis semanas y la liberación de entre 200 y 300 presos palestinos a cambio de entre 35 y 40 rehenes israelíes.

También se desarrollaron conversaciones en Egipto, con la participación del jefe político de Hamás, Ismail Haniyeh.

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