Horas después de que los medios estadounidenses informaran sobre un ataque directo de Israel a Irán, todavía estamos recibiendo información contradictoria de diversas fuentes sobre este presunto ataque.

Hasta este viernes, las reacciones de las autoridades militares iraníes y la cobertura de los medios asociados con los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) sugieren que, desde un punto de vista propagandístico, la postura de Irán es que no ha ocurrido nada significativo y que no habrá ataques de represalia.

Abdolrahim Mousavi, comandante en jefe del Ejército de la República Islámica de Irán, respondió a las preguntas sobre la reacción de Irán al ataque israelí diciendo: “Ustedes han visto la reacción de Irán anteriormente”, en referencia al ataque con misiles de Irán el 13 de abril.

Más aún, la Secretaría del Consejo Supremo de Seguridad Nacional iraní afirmó: “No se ha producido ninguna agresión extranjera contra el país”.

Aunque medios iraníes informaron sobre cierta actividad y funcionarios confirmaron que el sistema de defensa de Irán se activó en la madrugada del viernes, según el relato de Irán solo se vieron “un par de cuadricópteros [drones]” en los cielos alrededor de la ciudad de Isfahán, todos los cuales fueron destruidos en el aire.

Además, la Organización de Energía Atómica de Irán confirmó que ninguna de las instalaciones nucleares del país fue atacada.

Esa organización reiteró que las instalaciones nucleares, debido a las sensibilidades asociadas con los materiales radiactivos, nunca deberían ser objetivos militares.

Independientemente de los detalles de este posible ataque, según la información publicada, lo que ocurrió podría ser una respuesta calculada y precisa que cumpla con los objetivos de Israel.

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La población iraní salió a las calles este viernes en apoyo a las acciones de su país contra Israel.

Sin embargo, para comprender mejor los hechos se necesita más información, que aún no se ha hecho pública.

Aún no está claro dónde, si ocurrió un ataque, se ubicaba el objetivo, qué tipo de armas se utilizaron y la magnitud exacta del daño.

Los detalles más significativos sobre el posible ataque israelí provienen de oficiales militares estadounidenses no identificados que dijeron a medios estadounidenses que en las primeras horas del viernes se lanzó un misil israelí hacia Irán y alcanzó con éxito su objetivo.

Israel no ha comentado ni ha proporcionado oficialmente ninguna información sobre el incidente.

Este no es el primer caso en el que Israel lleva a cabo operaciones militares en suelo iraní.

En casos anteriores, Israel no ha reconocido oficialmente su participación en ningún ataque o acto de sabotaje militar contra Irán.

Sin embargo, esta vez se espera que Israel reconozca el ataque, especialmente porque Irán ha admitido públicamente sus ataques con misiles contra Israel, enmarcándolos como una defensa legítima de sus derechos soberanos.

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Para Israel, los acontecimientos relacionados con los palestinos siguen siendo una prioridad muy alta y urgente.

¿Cuál es el propósito del posible ataque de Israel a Irán?

El cálculo de Israel para responder a Irán debería considerar la profunda implicación actual de su ejército en el conflicto de Gaza.

Para Israel, que ha estado envuelto en esa guerra por más de seis meses y aún no ha logrado liberar a todos los rehenes ni neutralizar a Hamás, las cuestiones relacionadas con los palestinos siguen siendo una prioridad máxima e inmediata para Israel.

Sin embargo, la expansión del conflicto basada en los sentimientos de la opinión pública o las demandas de los extremistas de este país no cumplirá con estos objetivos.

Dado que esta es la primera vez en la historia moderna que Irán lanza un ataque en suelo israelí, Israel tiene una fuerte justificación dentro del derecho internacional para un ataque de represalia contra Irán.

Desde esta perspectiva, Israel se ve obligado a responder a la agresión militar directa de un Estado miembro de Naciones Unidas.

En este nivel, haciendo hincapié en principios fundamentales como el derecho a defender la soberanía nacional, muchos responsables de la toma de decisiones en Israel describen la respuesta como una acción necesaria.

Sin embargo, esta sensible reacción, aunque pueda parecer una necesidad “realista” dentro de los fundamentos estructurales de las relaciones internacionales actuales, no tiene como único objetivo “vengarse” o “castigar a un adversario”.

Uno de los principales objetivos de Israel al responder es la disuasión.

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Israel no se hizo cargo del ataque del viernes por la mañana en Isfahán.

La meta es evitar que la recurrencia de incidentes similares a los ataques directos con misiles de los CGRI, un objetivo que Irán también persiguió después del ataque de Israel a su consulado en Damasco con el objetivo de disuadir futuros ataques similares.

La ubicación del posible ataque israelí con misiles dentro de Irán y la magnitud del daño son cruciales.

Si el ataque tuvo como objetivo un lugar de alto valor estratégico y militar para Irán, incluso un ataque limitado y controlado podría enviar un mensaje poderoso al líder de Irán, Alí Jamenei, y a los comandantes de los CGRI.

De hecho, si Israel ha logrado infligir un golpe significativo a través de lo que parece ser un ataque limitado, ha demostrado sus capacidades militares superiores a las de Teherán y posiblemente incluso haya mostrado a los comandantes de los CGRI el alcance de su penetración de inteligencia y su poder de ataque.

Según lo informado por fuentes estadounidenses, es probable que solo se haya disparado un misil, lo cual, de ser cierto, podría ser en sí mismo una demostración de fuerza: en esta narrativa, Irán disparó casi 300 misiles y drones contra Israel y no logró causar daños significativos, mientras que un solo misil alcanzó un objetivo crítico.

El nivel de daño y destrucción causado por este ataque también impacta en el mensaje que Israel pretende enviar a Irán.

Si Israel ha logrado infligir daños graves a las capacidades militares o de defensa de Irán con un solo ataque dirigido y preciso, naturalmente tendrá efectos disuasorios mucho mayores.

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Si no se producen más ataques, el dominó del creciente conflicto militar entre los dos países se detendrá, al menos en el corto plazo.

¿Se acabó la tensión?

Dado que incluso un ataque limitado con misiles podría lograr importantes objetivos estratégicos para Israel, es posible que no se produzcan más ataques.

Si no se producen ataques adicionales, se detendrá la posibilidad de una escalada militar entre los dos países, al menos en el corto plazo.

La realidad es que Israel tiene muchos incentivos para evitar una escalada de tensiones, manteniendo a sus aliados occidentales satisfechos y alineados en el frente de batalla.

La posición internacional de Israel se había debilitado gravemente en las últimas semanas, culminando en un punto en el que, después de seis meses del conflicto de Gaza, Estados Unidos ya no vetó una resolución contra Israel en el Consejo de Seguridad.

Esta resolución exigía que Israel aceptara inmediatamente un alto al fuego, una condición inaceptable para Israel ya que todavía tiene un número significativo de sus ciudadanos retenidos como rehenes por grupos islamistas palestinos, incluido Hamás.

Poco después de que se adoptara la resolución, Israel atacó el consulado iraní en Damasco y, a partir de ahí, las noticias sobre la guerra de Gaza se vieron significativamente influenciadas por la tensión militar entre este país e Irán.

Cuando Irán respondió a este ataque bombardeando a Israel con misiles el 13 de abril, la posición internacional de Israel cambió rápidamente ante los ojos de sus aliados occidentales.

Después del ataque de Irán, gobiernos europeos como Reino Unido y Francia, o funcionarios estadounidenses, no se centraron en la crisis humanitaria de los civiles en Gaza o en la necesidad de un cambio en la estrategia militar de Israel, sino que enfatizaron el derecho legítimo de Israel a defenderse contra un país extranjero.

Israel pasó rápidamente de ser acusado de violar los derechos humanos y el derecho internacional en la narrativa dominante de la guerra de Gaza a ser retratado como una víctima de un amplio ataque con misiles por parte de Irán, un miembro insatisfecho de la comunidad internacional con un gobierno religioso radical y un historial no muy bueno.

Las reacciones de los gobiernos europeos y estadounidense ante el ataque de Irán indicaron que contrarrestar el poder y la influencia de Irán es una prioridad muy alta para Occidente.

Sin embargo, este apoyo occidental generalizado a Israel viene con condiciones. Una escalada de la guerra y una creciente inseguridad en Medio Oriente desafían significativamente los intereses occidentales en la región.

Por esta razón, tan pronto como terminaron los ataques de Irán, iniciaron una nueva campaña política destinada a prevenir extensos ataques israelíes contra Irán.

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El posible ataque de Israel a Irán del viernes probablemente complacerá a sus aliados occidentales, que le pedían que no respondiera a la ofensiva de Teherán del 13 de abril.

Si la respuesta de Israel a Irán se limita a los posibles ataques del viernes por la mañana, ciertamente no satisfará a los partidarios de Benjamín Netanyahu que tienen posturas más duras en política exterior.

Sin embargo, el alcance y las dimensiones del ataque probablemente complacerán a los aliados occidentales de Israel y a todos aquellos que abogan por la moderación en ambos lados para evitar una guerra devastadora a gran escala.

Por el contrario, si Israel hace caso omiso de las repetidas advertencias y consejos de sus aliados occidentales y crea condiciones que lleven a Irán a declarar que responderá nuevamente, y de manera más amplia que antes, Israel fácilmente podría perder nuevamente la simpatía de sus aliados.

Además de los aliados occidentales de Israel, que han presionado al gabinete de guerra de Netanyahu para evitar provocar más a Irán, dentro de Israel algunos políticos de la oposición creen que el país no debería en este momento gastar sus recursos militares en una peligrosa guerra con Irán.

Israel lleva años afrontando una profunda crisis política y la posición de Netanyahu en la cima de la estructura de poder de su país es frágil.

Además de esto, el ataque del 7 de octubre por parte de Hamás, la respuesta de Israel y su fracaso en liberar a los rehenes y destruir a Hamás ya le han costado mucho a Netanyahu y han debilitado aún más su posición.

Por lo tanto, para Israel, un ataque generalizado que cause daños importantes a Irán no es una tarea nada fácil.

Un ataque de ese tipo, además de afectar la nueva posición que Israel ha ganado a nivel internacional, podría tener consecuencias incontrolables que no son deseables para la comunidad militar y de seguridad israelí ni necesariamente en línea con los intereses políticos de partidos como el Likud, que actualmente ostenta el poder en Israel, y están siendo desafiados por sus rivales.

BBC

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