Portugal inicia este domingo la compaña  electoral para las elecciones legislativas del 10 de marzo y se espera que la extrema derecha se vea favorecida por una coyuntura marcad por un gobierno debilitado por acusaciones de tráfico de influencias. 

“El tema de la corrupción en esta coyuntura europea favorece a la derecha radical”, señala el politólogo Antonio Costa Pinto, del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa (ICS). 

Varios países de la Unión Europea, entre ellos Italia, Eslovaquia, Hungría y Finlandia, están gobernados por coaliciones con un partido de extrema derecha en sus filas.

Los Países Bajos podrían unirse a esta lista tras la victoria de Geert Wilders en las elecciones legislativas de noviembre. 

En Portugal, que en abril celebrará los 50 años de la Revolución de los Claveles y el fin de una dictadura fascista, la extrema derecha tardó más que en otros lugares en trastornar el paisaje político, pero la teoría de una excepción lusitana quedó descartada. 

El joven partido Chega (“Basta” en portugués) -fundado en 2019 por Andrés Ventura, un antiguo comentarista de fútbol, que se convirtió en el verdugo de las élites político-económicas-, tiene entre 15 y 20% de las intenciones de voto.

En las elecciones legislativas de enero de 2022, esta formación antiinmigración -pero no antieuropea- ya había logrado obtener 7,2% de los votos y doce diputados en un Parlamento de 230 escaños.

Su presidente André Ventura espera ahora desafiar la hegemonía del Partido Social Demócrata (PSD) en el seno de la oposición de derecha portuguesa que, en su conjunto, debería ser mayoritaria.

Liderada por Luis Montenegro, la principal formación de oposición sigue estando mejor situada que Chega en las encuestas, donde aparece con puntuaciones cercanas al 30% y una ligera ventaja sobre el Partido Socialista (PS).

En vísperas de las elecciones, los principales interrogantes son saber si la centroderecha liderará los resultados y en qué medida dependerá del apoyo de Chega para gobernar. 

Montenegro, que se presenta en nombre de la Alianza Democrática (AD) forjada con dos pequeños partidos conservadores, ya rechazó todo acuerdo con la extrema derecha, esperando formar una mayoría estable con la ayuda de la Iniciativa Liberal (IL).

El sucesor de Antonio Costa al frente de los socialistas, Pedro Nuno Santos, ya ha previsto no obstaculizar la formación de un gobierno minoritario de centro derecha.

En el poder desde finales de 2015, Antonio Costa había obtenido una victoria histórica en las elecciones legislativas de enero de 2022, pero su primera mayoría absoluta resultó muy inestable. 

A pesar de un balance marcado por el saneamiento de las finanzas públicas y una relativa salud económica, su gobierno se debilitó por una serie de escándalos y dimisiones. 

El golpe de gracia fue dado por una investigación por tráfico de influencias contra uno de sus ministros y su propio jefe de gabinete, que tenía € 75.800 (unos US$ 82.000) en efectivo ocultos en los estantes de su oficina.

El propio Costa, acusado por la Fiscalía, dimitió a principios de noviembre y precisó que no se presentaría a un nuevo mandato.

(Con información de AFP)

Exit mobile version