Un equipo de estudiantes e investigadores resolvió uno de los mayores desafíos de la arqueología: revelar el contenido de la escritura griega de un pergamino carbonizado y enterrado hace unos 2.000 años por la erupción del Monte Vesubio.

Los ganadores del concurso, llamado Desafío Vesubio, entrenaron sus algoritmos de aprendizaje automático mediante sucesivos escaneos del papiro enrollado, y el resultado reveló un texto filosófico que analiza los sentidos y el placer.

La hazaña allana el camino para que las técnicas de inteligencia artificial (IA) descifren el resto de los pergaminos en su totalidad, lo que, según los investigadores, podría tener implicaciones revolucionarias para nuestra comprensión del mundo antiguo.

El rollo es uno de los cientos de papiros hallados en el siglo XVIII en una lujosa villa romana en Herculano, en Italia. Estos trozos de pergaminos carbonizados, conocidos como “rollos de Herculano”, son la única biblioteca que sobrevive del mundo antiguo.

Los rollos, demasiado frágiles para abrirlos, constituyen un problema para los arqueólogos e historiadores. En los siglos posteriores al descubrimiento, muchas personas intentaron abrirlos, destruyendo algunos y dejando otros en pedazos.

 Los papirólogos todavía trabajan para descifrar y unir los textos fragmentados. Sin embargo, los que están en peores condiciones, unos 280, están preservados en su estado original principalmente en las bibliotecas de Nápoles, París, Londres y Oxford.

El logro ha despertado la ansiedad en los investigadores del mundo antiguo, un ámbito académico que normalmente se mueve con pasos lentos. “Lo que siempre pensé que era una quimera se hizo realidad”, dice Kenneth Lapatin, conservador del Museo Paul Getty de Los Ángeles, California.

El texto revelado analiza las fuentes de placer, incluida la música, el sabor de las alcaparras y el color violeta. “Es un momento histórico”, dice el clasicista Bob Fowler de la Universidad de Bristol, Reino Unido, uno de los jueces del premio de US$ 700.000 con el que se alzaron tres estudiantes de Egipto, Suiza y Estados Unidos.

Los ganadores revelaron cientos de palabras en más de 15 columnas de texto, lo que corresponde al 5% de un pergamino completo. “El concurso terminó con las dudas sobre si el método funcionaría”, dice Brent Seales, científico informático de la Universidad de Kentucky, Lexington, y cofundador del premio.

Misión de veinte años

Seales lleva casi 20 años intentando leer estos textos. Su equipo desarrolló un software para “desenvolver virtualmente” las superficies de los papiros enrollados utilizando imágenes tridimensionales de tomografía computarizada (TC).

En 2019, llevó dos pergaminos guardados en París al acelerador de partículas Diamond Light Source, cerca de Oxford, para realizar escaneos de alta resolución. Sin embargo, mapear las superficies llevó mucho tiempo. Además, hubo un inconveniente inesperado.

La tinta a base de carbón de los rollos tenía la misma densidad que el papiro en las tomografías computarizadas, por lo que fue imposible diferenciarlas en las imágenes. Fue cuando Sales y sus colegas se preguntaron si se podrían entrenar modelos de aprendizaje automático para “desenvolver” los pergaminos y distinguir la tinta.

Dar sentido a todos los datos fue una tarea gigantesca para su pequeño equipo. Seales se contactó Nat Friedman, un empresario de Silicon Valley, quien quedó intrigado por los “rollos de Herculano” después de ver una charla de Seales en línea.

Friedman sugirió abrir el desafío a los concursantes. Donó US$ 125.000 y recaudó cientos de miles más vía Twitter, lo que permitió lanzar el Desafío Vesubio en marzo de 2023, estableciendo un el premio por leer 4 pasajes, de al menos 140 caracteres cada uno, antes de fin de año.

“La clave del éxito fue combinar competencia y cooperación”, dice Friedman. Se otorgaron premios más pequeños a lo largo del camino para incentivar el progreso, y el código de aprendizaje automático ganador se relanzó para “subir de nivel” a la comunidad y que los concursantes pudieran aprovechar los avances de los demás.

El color morado

Una innovación clave se produjo a mediados del año pasado, cuando el empresario y físico estadounidense Casey Handmer notó una textura tenue en los escaneos, similar al barro agrietado, que llamó “crujido”, y que parecía formar las formas de letras griegas.

Luke Farritor, estudiante de informática en la Universidad de Nebraska-Lincoln, utilizó el “crujido” para entrenar un algoritmo de aprendizaje automático, revelando la palabra porphyras, “púrpura”, que le valió el premio por revelar las primeras letras a finales de octubre.

El estudiante de doctorado egipcio en Berlín, Youssef Nader, que siguió con imágenes aún más claras del texto, quedó en segundo lugar. Su código se publicó en menos de tres meses para que los concursantes aumentaran sus lecturas antes de la fecha límite para el premio final.

“Nos mordíamos las uñas”, dice Friedman. En la última semana, el concurso recibió 18 presentaciones. Un jurado técnico verificó el código de los participantes y luego pasó 12 presentaciones a un comité de papirólogos, que transcribieron el texto y evaluaron la legibilidad.

Vesuvius Challenge

Sólo uno cumplió plenamente los criterios del premio: el equipo formado por Farritor y Nader, junto con Julian Schilliger, un estudiante suizo de robótica en el Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zúrich.

“Los resultados son increíbles”, afirma Federica Nicolardi, papiróloga de la Universidad Federico II de Nápoles e integrante del jurado. “Todos estábamos completamente asombrados por las imágenes que mostraban”, dice Nicolardi. Ella y sus colegas ahora se apresuran a analizar el texto revelado.

Música, placer y alcaparras

El contenido de la mayoría de los “rollos de Herculano” abiertos anteriormente se relaciona con la escuela de filosofía epicúrea y parece haber formado la biblioteca de trabajo de un seguidor del filósofo ateniense Epicuro, que vivió del 341 al 270 a. C., llamado Filodemo.

El nuevo texto no nombra al autor pero, a partir de una primera lectura, probablemente también sea de Filodemo. El papiro, además, incluye una figura llamada “Jenofanto”, posiblemente un flautista mencionado por los Séneca y Plutarco, cuyo evocador toque hizo según la tradición que Alejandro Magno tomara las armas.

Lapatin dice que los temas discutidos por Filodemo y Epicuro siguen siendo relevantes. “Las preguntas básicas que se hacía Epicuro son las que enfrentamos todos los humanos. ¿Cómo vivimos una buena vida? ¿Cómo evitamos el dolor?”, dice Lapatin.

“Lo que es tan emocionante para mí no es tanto lo que dice este pergamino, sino que su desciframiento es un buen augurio para el desciframiento de los cientos de pergaminos que habíamos abandonado anteriormente”, explica.

Es probable que haya más filosofía griega en los rollos. “Me encantaría que entre esos rollos hubiera obras de Aristóteles”, dice el papirólogo Richard Janko de la Universidad de Michigan en Ann Arbor.

Mientras tanto, algunos de los pergaminos abiertos, escritos en latín, cubren un área temática más amplia, lo que plantea la posibilidad de hallar literatura perdida de escritores, desde Homero hasta Safo. “Los pergaminos proporcionarán quién sabe qué tipo de nuevos secretos”, dice Fowler.

Es probable que el logro también alimente el debate sobre si se deben realizar más investigaciones en la villa de Herculano, cuyos niveles completos nunca han sido excavados. Janko y Fowler están convencidos que la biblioteca principal nunca fue encontrada y que aún podrían haber miles de pergaminos más bajo tierra.

En términos más generales, las técnicas de aprendizaje automático iniciadas por Seales y los concursantes del Desafío Vesubio podrían usarse para estudiar otros tipos de textos ocultos, como los papiros reciclados que a menudo se usaban para envolver momias egipcias.

Por lo pronto, el siguiente paso es descifrar una obra completa. Friedman ha anunciado una nueva serie de premios Desafío Vesubio para este año, con el objetivo de leer el 85% de otro pergamino antes de fin de año. Mientras tanto, llegar tan lejos “parece un milagro”, afirma Sales. “No puedo creer que haya funcionado”, concluye el investigador.

(Con información de agencias)

Exit mobile version