Los ministros de Finanzas del G20 iniciaron una reunión de dos días en Sao Paulo, en busca de apuntalar una economía global relativamente saludable, pero que sigue bajo la amenaza de los conflictos geopolíticos, las tensiones comerciales y las guerras en Ucrania y Medio Oriente.
Fundado en 1999, el G20 representa más del 80% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, tres cuartas partes del comercio mundial y dos tercios de la población global. Está integrado por 21 de las mayores economías del mundo, más la Unión Europea y por primera vez este año también por la Unión Africana.
La confrontación entre Rusia y Ucrania, iniciada hace poco más de dos años, es uno de los temas centrales del encuentro en la metrópoli brasileña, donde también se reunirán los representantes del G7 para discutir cómo reforzar el apoyo occidental contra la ofensiva militar rusa.
La discusión del G7 incluye una propuesta “urgente” de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, para utilizar los activos rusos congelados para aumentar la ayuda a Kiev, iniciativa que tiene pocas adhesiones en el seno del G20, un ámbito en el que los países integrantes procuran mantener una posición equidistante.
La cita está marcada por presencias importantes, como la del ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire; la jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva; y otros altos funcionarios de las economías más importantes del mundo. Sin embargo, hay ausencias de peso, como los titulares de China, India, Rusia y Reino Unido.
En la apertura de la primera jornada, las intervenciones dejaron en claro que los riesgos económicos derivados de una inflación a la baja pero persistente, el cambio climático y las tensiones en Medio Oriente por la guerra entre Israel y Hamás constituyen las principales preocupaciones de los ministros de Finanzas y presidentes de bancos centrales del G20.
Brasil, un jugador que tiene cada vez mayor peso en el escenario internacional, adelantó que presionará por avances en la lucha contra la pobreza y que buscará que el documento final refleje las propuestas de aliviar la carga de la deuda de las naciones de bajos ingresos e incrementar la influencia de los países en desarrollo en organizaciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
La tributación internacional es otro de los temas en la agenda, en medio de disputas globales sobre cómo lidiar con la llamada “carrera hacia el abismo”, donde algunos países cortejan a las corporaciones y a los súperricos con tasas impositivas ultrabajas.
La reunión sigue al encuentro de ministros de Relaciones Exteriores realizado la semana pasada en Rio de Janeiro y comenzará a sentar las bases de trabajo en política económica para la cumbre de líderes del G20, que tendrá lugar en Río de Janeiro en noviembre próximo.
“Hay muchos temas sobre la mesa y enfrentamos desafíos en todos ellos”, dijo Tatiana Rosito, secretaria de Asuntos Internacionales del Ministerio de Economía brasileño y coordinadora de las reuniones de Finanzas del G20. “Nuestro objetivo es buscar consensos. Lo que estamos haciendo es establecer el tono para el diálogo y buscar avanzar juntos”, afirmó.
G7 mira activos rusos
Los ministros de Finanzas de los países del G7, foro que integran Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos, además de la Unión Europea, tiene previsto celebrar una reunión separada sobre la renovación del apoyo occidental a Ucrania, desesperada por más ayuda para defenderse de Rusia.
El G7 podría anunciar planes de crear un fondo para Kiev utilizando las ganancias generadas por unos US$ 397.000 millones en activos rusos, congelados por Occidente debido a la invasión por parte de Moscú.
Ucrania ha advertido que necesita con urgencia más asistencia militar y financiera, mientras la aprobación de un nuevo paquete de ayuda estadounidense, de US$ 60.000 millones sigue estancado en el Congreso debido a la oposición de los legisladores republicanos
De momento, parece tomar fuerza el plan occidental de aprovechar los activos congelados de Rusia. Yellen promocionó la idea, la vice primera ministra canadiense, Chrystia Freeland, dijo estar de acuerdo en un “100 por ciento” y el primer ministro británico, Rishi Sunak, llamó a confiscar primero los intereses generados y luego los propios activos.
(Con información de AFP)